lunes, 12 de abril de 2010

Sevilla y Cadiz a compas



Crítica de Flamenco / José Antonio Triguero



Recital de José de la Tomasa y Laura Vital


Sevilla y Cádiz a compás



Lugar: Teatro Cánovas, miércoles 7 de Abril de 2010
Ciclo "Flamenco viene del sur"
Programa doble: José de la Tomasa y Laura Vital

José de la Tomasa con la guitarra de Antonio Moya
Laura Vital con la guitarra de Eduardo Rebollar

Entre referencias y decires de Machado a la Málaga cantaora y su devoción por el cante flamenco, estos dos artistas que se reconocen el uno como maestro de la otra, se reunieron en un concierto que deparó emoción y compromiso con el arte de nuestra tierra. Así lo hizo saber José de la Tomasa que abrió el recital, a pesar de una fractura que sufrió en el brazo y que bien podía haber justificado su ausencia; pero como él mismo aseveraba, "el cante es un potro desbocao que corre por mis venas". 

Y dicho y hecho, se arrancó por malagueñas, que las terminó abandolás, de Chacón a Juan Breva, con la guitarra marinera de Antonio Moya. Por soleá, el guitarrista se reveló de "arsa", "áscua" y "candela" y José repartíó gitanería con su voz. Soleares que bordó en su salida por bulerías. Llegaron los cantes de levante e hizo unos tarantos en el que el guitarrista falseteaba en exceso, cuestión que fue a más en el discurrir del recital. Se echaba de menos una guitarra tocada más al golpe y al cantaor sevillano le costaba esfuerzo transitar el taranto. En el cante grande se crece con más facilidad, con magisterio; y así lo hizo cantando por Alegrías en un recuerdo emotivo a Chano Lobato. La guitarra estuvo demasiado presente a base de insistencia en el bordón. En los Fandangos arreboló flamencura en los tercios, provocando aplausos tanto por su interpretación como por las letras, emocionales y afectivas. Y llegó el momento de lo que él mismo llama "el himno nacional de mi familia", las seguiriyas, con las que remató su actuación, prueba de entrega y amor al cante. Estuvo grande, inmenso, portador de una resonancia más allá de su propia voz.

Laura Vital apareció en segundo lugar, acompañada de guitarrista y palmeros, con un vestido de volantes verde. Guitarra, la de Eduardo Rebollar, más clásica y contenida que la anterior. Comienza por tientos con la voz dulce que le caracteriza. El compás de la guitarra la arropa con una cadencia flamenca que no abandonó en toda la actuación. Pronto los tientos dejaron paso a los tangos, en los que se explayó con más convicción,  desde Pastora hasta Chano Lobato, pasando por Porrina de Badajoz. También recordó a Lole, la hija de la Negra, cantando sus conocidos arabescos. Esta guitarra suena más aguda, como tiene que ser. Terminada la distensión a compás, hizo unas granainas en las que templó la voz con su bonito arrebol, mostrando mucha técnica y dinámica vocal, además de sentimiento. A pesar de eso, sonaron blandas. La granaína es un cante muy "atravesao".

Las cantiñas las hizo con mucho compás y contratiempo aunque, quizás, con cierta frialdad técnica. Los Fandangos sirvieron de base para una exhibición de la guitarra entre trémolos, arpegios y golpeos que arrancó aplausos. En ellos hubo cierto eco a Juanito Maravillas. Los cantó con sentimiento, haciendo el tercer tercio "a capela" donde el sonido de su voz llegaba mejor, sin ese matiz metálico de la voz amplificada.

Terminó, como era previsible, por bulerías, acompañadas al golpe y con pausas de calidad, cambios por arriba y por enmedio, bulerías de cádiz, algo de Camarón y, como dice la copla, con "empaque de emperaura" dio su pataíta. El guitarrista dibuja melodías con el compás mientras Laura da unos pasos con salero. Entre aplausos de pié, como viene siendo habitual en el Teatro Cánovas, terminó el rondo de este quinta actuación de "Flamenco viene del sur".





Próxima cita: Miércoles 21 de Abril. Belén Maya presenta "Bailes alegres para personas tristes".





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