miércoles, 28 de abril de 2010

Innovacion y flamenco clasico





Crítica de Flamenco por Celina Alarcón
Belén Maya
Bailes alegres para personas tristes


Lugar: Teatro Cánovas, miércoles 21 de abril de 2010.
Intérpretes: Coreografía y baile, Belén Maya y Olga Pericet (artista invitada); cante Miguel Ortega y Jesús Corbacho; guitarras, Javier Patino y Antonia Jimenez.


Dirección escénica: Juan Carlos Lérida
Dirección musical: David Montero. 

      La bailaora Belén Maya presentó en el ciclo Flamenco Viene del Sur, que es un  programa de la Agencia Andanluza para el Desarrollo del Flamenco, un espectáculo estrenado el pasado día 8 de Marzo en el Festival de Jerez de 2010.
Belen Maya  junto con Olga Pericet ofrecieron un complejo “Baile alegres para personas tristes”. El título mismo, lejos de su simplicidad aparente, no deja de ser inquientante porque plantea una oposición de los adjetivos “alegre y triste” que conlleva el flamenco en su pura esencia.


      Todo el espectáculo gira en torno a la dualidad, dualidad que es la humana como expresión profunda de la emoción. ¿Cómo plantean este tema?


      Dos bailaoras frente a frente, dos cuerpos moviéndose ... Belén comieza con alegrías, de rosa con bata de cola, demostrando su dominio del flamenco, Olga Pericet hasta baila unos Verdiales con sombrero típico; fandangos, utilizando castañuela que recuerda los estilos clásicos, soleá por bulerías, soleá, siguiriya. Belén aparece en las guajiras con traje blanco confeccionado con cuerdas en su espalda y el rostro cubierto por un pañuelo blanco con una estetica muy contempóranea. 


     Dos guitarras, Javier Patino y Antonia Jiménez,  y los cantarores Miguel Ortega y Jesús Corbacho se funden indistintamente y al mismo tiempo vibran y rompen los silencios; y al unisono despiertan el alma del espectador.


      Dentro de la misma danza hay dos tipos de baile, “el triste y el alegre”; los cambios de palos son más naturales cuando baila una u otra y más bruscos cuando las dos comparten escenario; resulta conmovedor como se aúnan unos palos con otros durante  esta escenografía. Es un montaje de una estética muy depurada donde lo conceptual y lo simbólico llegan al público casi de forma subliminal.

    Pero, además no hay que dejar de pasar la intencionalidad de conjugar unas sensibles aportaciones al flamenco a partir de unos movimientos de danza y de teatralidad clásica junto con aportaciones recogidas de otros bailes, ritmos (que, en algunas pinceladas, nos traen recuerdos de Asia) y danzas de nuestra tradición: verdiales, folclore gallego, etc...

     Hay innovación y conocimiento del flamenco más clásico  en estas dos bailaoras, aunque hemos de resaltar que fue más destacable la intervención de Olga Pericet, que pareció más la primera bailarina, en comparación con la participación de Belén Maya.

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