lunes, 4 de octubre de 2010

La veteranía es un grado

El Galán Fantasma
de Pedro Calderón de la Barca
Versión de Eduardo Galán y Daniel Pérez
Por Miguel Angel Barba

Teatro Cervantes. Viernes 1 y Sábado 2 de Octubre
El segundo pase de la obra, el 2 de octubre, en el escenario de la calle Ramos Marín, contó con intérpretes del lenguaje de signos y auriculares para audiodescripción.

Actores
Patxi Freytez, Carmen Morales, Guillermo Montesinos, Alejandro Arestegui, Ana Ruiz, Juan Calot y Manuel Gallardo.
Dirección: Mariano de Paco Serrano

Este antiguo dicho refleja claramente lo que viene constituyéndose cada vez más como una costumbre en los montajes actuales: un grupo de actores jóvenes (a ser posible famosos de la tele para enganchar al público), una obra correcta y novedosa y dos o tres veteranos de la escena que den caché, sean el armazón fundamental del espectáculo y el sustento de la dramaturgia.


Este fin de semana pudimos asistir a una de estas experiencias. Secuencia 3 nos trajo una obra de Calderón no excesivamente conocida ni reconocida, aunque tampoco de las que pudiéramos incluir en el grupo de los entremeses, jácaras o mojigangas más adecuadas para los corrales de comedias de nuestro Siglo de Oro.



Esta producción, q
ue ha recibido tanto loas como diatribas, cuenta con una aceptable adaptación que hace más liviana la representación al ahorrarnos los múltiples cambios de decorados. Solventando y simplificando las complejas tramoyas y sustituyendo los escenarios que pretenden revelarnos los espacios, construye una escenografía limpia, aunque ésto supone desaprovechar algunos espacios y que los personajes hagan las entradas y salidas sin un orden claro de éstas.



El grupo de actores, aún creando una comedia a veces plana, no forman un mal elenco y tienen la suerte de contar con un trio: Manuel Gallardo, Guillermo Montesinos y Juan Calot, con las suficientes tablas como para no convertir "el verbo", en una carrera de discursos. Aportan serenidad y ayudan a reducir y reconducir los excesos y la sobreactuación. Es el caso de Ana Ruíz, a quien se le nota el trabajo televisivo en series de humor, con gags forzados y pantomimas sin sentido. Y es una lastima, pues se ve actriz polivalente aunque sobreactúe. Otro ejemplo es el duelo entre Astolfo y el Duque; queda simplón y muy poco creíble aún todos los aspavientos y alharacas desplegados.

E
l modo de resolver el tan traído y llevado túnel, venía precedido por una buena crítica, pero pierde mucho de su taumaturgia y el gracioso juego, de malos entendidos y añagazas, decae tras la primera de las apariciónes de Astolfo.

Con un buen vestuario e iluminación, peca de una elección musical un tanto sobrada; con unas piezas musicales más dignas de oberturas de ópera o gran producción de cine. Hubiera encajado mejor una buena selección de piezas musicales de la época, más en la línea de la música de cámara, no con tanta orquestación y pomposidad sonora.

Una lástima encontrarse con tan sólo un centenar de personas en todo un Teatro Cervantes. Sería preferible regalar entradas a institutos o en la misma puerta del Teatro.




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