viernes, 9 de julio de 2010

El Duende y El Compás del Blues




FESTIVAL de

VERANO

TERRAL



Keeping the blues alive!

Fotos: Daniel Pérez TC
Teatro Echegaray
Miércoles 7 de Julio de 2010
Dr. G.B. Burt: guitarra y voz
Pat Cohen: voz
Eddie Tigner: piano
Beverly "Guitar" Watkins: guitarra eléctrica
Tommy Brown: voz
Lil’ Joe Burton: trombones y voz
MUSIC MAKER HOUSE RHYTHMIC SECTION
Nashid Abdul Khaaliq: bajo
Ardie Dean: batería
Albert White: guitarra y voz









Lo mejor, antes de escribir nada sobre esta noche de compás, duende y feeling es que los propios protagonistas tomen la palabra.



Hablar de blues es como hablar de flamenco y oír blues es como oír flamenco: hay gente con compás y gente sin compás, hay gente con duende y sin duende y los hay con feeling y sin él. Y no hay más vuelta de hoja. Hay músicos y cantantes con grandes dotes y buena técnica, pero que no terminan de engancharnos, no transmiten, no son creíbles decía no hace mucho en referencia a otra actuación en el Echegaray.

En la noche del Terral de Málaga, entregada al blues, hemos tenido la ocasión de asistir a una de esas clases magistrales que nos imparten desde el aula de la vida otras personas que, como nosotros, pasan anónimamente y que sin embargo, como todas, tienen algo que aportar y sobre todo un mensaje importante que transmitir: "estamos aquí, hemos sido buenos y seguimos siéndolo". ¡El blues está vivo!. Pero no son mediáticos y son viejos. Sí viejos, qué pasa. Nadie va a escapar a esa premisa de la vida por mucho dinero que se gaste. Pero ahora tienen la oportunidad de que los oigamos. Ahora tenemos la oportunidad y la suerte de oírlos.

Asistir a sus conciertos es que como sentarse en una cueva de las antiguas del Sacromonte o en una mesa camilla de las de cualquier casita de un barrio con solera de Jeréz o Triana y retrotraerse a los mejores momentos de la música de siempre.

En resumen: hay gente que con un palo de escoba es puro arte y personas que con los mejores medios técnicos del mundo no les llegan ni al refajo.



Lo primero que llamaba la atención al entrar era que al fondo a la izquierda del escenario, tras los músicos, el espacio era ocupado por una mesita redonda, con su lamparilla y varias sillas que fueron posteriormente ocupadas por músicos y cantantes que después iban participando o descansando tras su intervención, al mas puro estilo "Sacromonte".

De entrada nos recibió un gran hombre, Dr. G. B. Burt, un gran hombre de casi dos metros de altura, y un gran hombre del blues rural, heredero de las "work songs". Con su extraña técnica, ritmeando a modo de garra, y acompañándose de una guitarra de 12 cuerdas inauguró la noche ofreciéndonos algunas notas de ese blues añejo que muchas personas creían muerto.
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A continuación hizo su aparición la denominada sección rítmica del concierto y a partir de ahí todo fue "a tren". Desde un blues reconvertido a funk por obra y gracia del bajista, Nashid Abdul Khaaliq, colosal, y del baterista Ardie Dean, muy completo y excelente manteniendo al grupo, hasta la entrada progresiva del guitarra y voz Albert White y del pianista y cantante Eddie Tigner, elegante, sobrio y ecléctico, sin alharacas. Que conformaron la base del concierto y el sosten del resto de músicos y cantantes.


El concurso de Pat “Mother Blues” Cohen fue un huracán de voz, presencia y color, y no precisamente el de su piel. Potente e irisada de azul cobalto brillante a violeta, su paso por el escenario fue fugaz en su primera aparición pero a su salida le persiguió un reguero de aplausos y vitores. Con esa garra que caracteriza a las madres del blues, con su potencia y fulgor en escena y su blues rock de raices engatusó al público que llenaba el teatro.



Mención especial al animador de la noche, el trombonista y también buen cantante Lil’ Joe Burton, que aparte de las presentaciones, mantener todo organizado sobre el escenario entre salidas y entradas, evitar tropiezos, animar al público constantemente y hacer bromas, se permitió unos minutos de gloria (como todos los miembros de la banda) con la interpretación de un blues clásico, puro compás, en el que al margen de cantar, desarrolló un solo tocando sin micrófono y con el grupo acompañando con una suavidad y lenidad inopinada. De esta guisa se fue acercando a diferentes personas del grupo a las que dedicó sonidos, besos de trombón, bromas... y el público prestándose al juego de ser partícipe.



Tras la exhibición de Burton entró en escena el cantante y showman Tommy Brown, representante del lado más eléctrico del blues. Ataviado con gorra y traje al estilo capitán de navio, como recién desembarcado de uno de aquellos barcos fluviales a vapor que surcaban el Rio Mississippi en el siglo XIX, puso una nota de humor al interpretar un blues arrastrado en el que parodiaba la supuesta melancolía o tristeza del blues llorando, con aspavientos de dolor y poniendo en escena la nota de dramaturgia al ser consolado por el resto de los músicos, todos mostrando su preocupación, tirarse al agua (sobre el público), bailar... un verdadero representante del show business del sur.

La presencia de una mujer como Beverly “Guitar” Watkins, una de las pocas representantes del sexo femenino en el masculinizado mundo de la guitarra de blues fue una sorpresa para muchos. A parte de seguir aciva a sus 71 años, con buena mano y, sobre todo, ritmo y feeling, esta mujer es un torbellino en un escenario que lo mismo se lanza con un blues arrastrado, un roadhouse blues, un rockabilly o se escabulle entre el soul o el motown hacia los blues más eléctricos. Todo ésto amenizado con una pizca de hacer solos con la guitarra tras la cabeza, de rodillas, tocando entre el público, aplaudiendo... otra showwoman en escena. Su técnica es muy clásica, pura, básica y potente. Como la mayoría de la banda, también canta y logró muy buena respuesta del público al que acabó haciendo corear con ella.




El bis fue tan contagioso, 9 músicos en escena, 7 de ellos cantantes y todo el público coreando, siguiendo las indicaciones de Lil' Joe Burton, "The Blues it's all right", que tras su salida de escena fueron literalmente obligados a regresar y, mirándose entre ellos a ver quien daba alguna idea, sacar algo más del baúl de tesoros escondidos.

"Dicen que el blues es un estado mental", cantaba Miguel Ríos, y el de este grupo de músicos, por lo vivido esta noche, está claro que tiene que seguir sano y en estado puro.

4 comentarios:

  1. Gracias y enhorabuena, Miguel Ángel. Ha sido una noche, al parecer, inolvidable de blues, pero que yo me perdí. Gracias a tí y a tu crónica arriba, y a tu equipo, puedo compartir por lo menos algo.

    Por cierto, tu comentario acerca de los que tienen, o no, duende, feeling, o simplemente blues en su música, ha sido muy acertado, y me ha hecho volver a escuchar Me and Mr Johnson del famoso Eric. ¿Cómo podía EC, con toda su técnica y su grupo famoso, cantar "Me an the devil were walking side by side" como si fuera una canción alegre y con mucha melodía?

    Que haya más de tus crónicas, Miguel Angel.

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  2. Ante todo gracias por tu comentario, Nic.
    Efectivamente como dices, es bastante extraño que el clásico y demoníaco Me and the devil Blues de los fantásticos Robert Johnson y Robert Leroy (creo que fue una composición a duo), hubiera sido tratado de esa forma tan poco relacionada con el original por EC y su grupo. Es cierto que la versión fue demasiado melódica.
    Menos mal que hay personas como tú, que siempre echas mano de tu bagaje en blues (cuando tu ya escuchabas a Vaughan, Johnson y compañía, los de mi generación aún cantabamos canciones infantiles).
    De nuevo gracias y por lo menos disfrutastes de Dr John.

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  3. pero no estaban un poco pasados de maduritos?

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  4. Muchos quisiéramos con 70, 80 o incluso 90 años estar igual de "pasaditos que ellos".
    Yo firmaba ahora mismo.
    He visto a personas con 30, 40 o 50 años tocando blues más pasaditos que ellos.
    El día que nos enteremos que casi el 50% de la edad es mental...

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