lunes, 26 de julio de 2010

Manuel Garvayo, iconoclasta

Exposición : Manuel Garvayo  (1911-1983)
Museo del Patrimonio Municipal  (antigua Coracha)

Por José Manuel López Gaona
18/06/2010 al 10/10/2010

“...la exposición dedicada a Garvayo pretende, como un homenaje y un gesto reivindicativo, recuperar al pintor e incluirlo definitivamente en ese plantel de artistas locales contemporáneos en que su figura ocupa un lugar de preferencia.”

Así escriben Pablo Alonso Herráiz y Teresa Sauret en el folleto de la exposición sobre el pintor malagueño. Y creo que lo consiguen.


En este mismo medio, nos presentan al autor como “expresionista figurativo” y surrealista. Quizás, alguna etiqueta habrá que ponerle; pero llega un momento en el que uno admira al artista, por encima de todo eso y, de repente, te encuentras con alguien que conecta contigo. Expresividad muy acentuada, ciertamente surrealista y, sin duda, figurativo. Eso permite que en sus cuadros se expresen sentimientos durísimos de guerra.

En la exposición hay frases de Goya para tratar de cruzar ambas pinturas. Ambos hablan de guerras, la de la Independencia y la Civil. Impresionante el cuadro sobre la salida de malagueños de la calle del Perchel, porque estaba en guerra. Fue un hombre que vivió la guerra y con esas imágenes nos la cuenta. El espíritu sensible de un hombre que manifiesta la honda impresión por tanto horror. Como Goya.

Fue preso por las hordas nacionalistas, o sea, no era afecto al fascismo. Su pintura, aunque dolorosa, queda a "años color" de la de José Gutiérrez Solana –que se puede ver en la Fundación Picasso-. En ambos hay hombres atormentados por la época que les toco vivir; si bien el malagueño hace un uso del color mucho más brillante: y ello contrasta con la negra España de los 40 y 50.

La técnica de Manolo Garvayo es mixta, usa la tinta y el óleo. Consigue trabajos muy interesantes. En su juventud, trabajó en un taller de litografía y eso se refleja en su técnica. Su biografía se puede consultar en un blog sobre malagueños ilustres.

No solo describe fusilamientos y asesinatos de la época de la guerra y periodos posteriores. Hay un cuadro de una crucifixión, particularmente original. Ni describe ni repite el icono católico, no. Antes bien, nos aporta una visión muy personal del sufrimiento de un hombre, torturado por sus captores. La postura no es hidalga, la de un dios. La postura es la de un hombre humillado, caído, un despojo. Así supongo, vio, en algunos momentos a sus congéneres en los años amargos que nos describen sus cuadros.

Su pintura es iconoclasta. Su genio de pintor debe ser revindicado –como ya nos decían los comisarios de la muestra- y desde estas líneas me sumo a ello. Gran pintor, este malagueño.

1 comentario:

  1. ¿Iconoclasta en cual de sus afecciones o interpretaciones...?
    Gracias, es bastante correcto.

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