sábado, 30 de enero de 2010

Shantala Shivalingappa

Crítica de danza / Maite Serrano




Lugar: Sala Gades, 23 de enero de 2010.
Pieza: "Namasya"
Dirección, coreografía y danzarina: Shantala Shivalingappa.

Shantala Shivalingappa ofreció cuatro solos en un espectáculo íntimo que huía de las estridencias y de las demostraciones; cada pieza tomaba algo de su propia experiencia vital como bailarina, con una cadencia heredera de la mixtura entre Oriente y Occidente. Una mezcla que dotaba el evento de gran espectación. Su trayectoria está unida a Pina Bausch y también a Maurice Béjart.

Las cuatro piezas que componían el espectáculo fueron "Aliento vital" de Ushío Amagatsu y música de Yoichiro Yoshikawa. Sobresalía en este primer solo, la belleza de sus movimientos; luego le tocó el turno a "Solo", una coreografía creada durante una residencia en el Tanztheater Wuppertal-Pina Bausch con música de Ferran Savall, llena de emotividad y que resultó la más próxima y comunicativa; la tercera fue una creación de ella misma titulada "Shift", no falta de creatividad pero quizás la que tenía menos tirón; y por último, "Smarana" con coreografía de Savitry Nair con música tradicional del norte de la India. Esta última pieza es de su madre, a la que debe su primera formación, con ella parecía que Shantala nos hacía un regalo muy querido, con delicados movimientos y una colección de mudras que ejecutó de espaldas al público.


Es difícil valorar la danza que practica esta artista hindú ya que nuestros parámetros son europeos, por ejemplo, el uso de los brazos predominan sobre el uso de los pies. El concepto de equilibrio también es muy diferente, las transiciones europeas existían en menor grado y todo se ejecutó con gran apoyo en el suelo. Lo que sí salta a la vista es la técnica que posee y la gracilidad con la que se desenvuelve en el escenario. Una pena que fallara ese día algún elemento técnico.

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