viernes, 29 de enero de 2010

Fluidos contemporaneos


Crítica de música/ José Manuel López Gaona

8º Concierto del 16º Ciclo de Música Contemporánea de Málaga


         Miguel Borrego                          Juan Carlos Garvayo (piano)


Lugar: Teatro Cánovas, Miércoles 27 de enero de 2010

Intérpretes: Dúo Borrego-Garvayo

Obras y compositores:

-    Tomas Marco (1942)
o    Dúo Concertante para violín y piano nº 3
o    Iris (para violín y Piano)

-    Luis de Pablos (1930)
o    4 fragmentos KIU para violín y Piano

-    Robert Gerhard (1896-1970)
o    Gemini


Me arriesgo a realizar una crítica musical sin saber leer una partitura. Empecé a interesarme por la música  contemporánea de estudiante, en el Madrid de los años 70, en la Sala Fenix; allí descubrí a Tomás Marco, Luis de Pablos, Halffter, etc...

En el Teatro Canovas había la friolera de 23 personas en una noche lluviosa. La verdad es que estábamos los mismos de casi siempre; y casi los mismos que había en Cuenca el año pasado en el Festival de Música Religiosa, cuando estos mismo intérpretes actuaron como trío junto al violoncelista José Miguel Gómez, el famoso Trío Arbós.

El dúo Miguel Borrego (violín) y Juan Carlos Garvayo (piano) interpretaron a Tomás Marco, Luis de Pablos y Robert Gerhard. Me pareció que compositores e intérpretes se unían en lo contemporáneo. Quizás asistamos a la manera más abstracta de expresar sentimientos, y esta música nos muestra un camino para recorrer la geometría de esos sentimientos, cosa que de otra manera no surgirían o no seríamos conscientes de que están aflorando. Esta forma musical no es la sucesión, más o menos bella de sonidos agradables. No todo fluye en el exterior con esa encantadora y romántica cadencia. Es por ello, que uno se ve seducido por la búsqueda de un lenguaje propio para expresar sentimientos tan próximos a lo que yo siento.

No sabría describir si fluye mejor el tono o la melodía; o si es el ritmo el que se ve frecuentemente alterado por los férreos contornos del pentagrama..; ni me interesa.  Esta música te ofrece un referente a la dificultad que tenemos para entender el mundo con los mismos conceptos, que cambian a lo largo de la historia.

Lo primero que impresiona  cuando entré en la sala es la soledad del piano, un Steinway&sons, negro, brillante, iluminado con la luz de un espectáculo de silencios.

Miguel Borrego es un virtuoso, de un virtuosismo tal que a veces se duda de si el violín será capaz de reproducir los sonidos que se le proponen. Envuelve su sonido a la sala en la bóveda de la oquedad de ti mismo, intentando desentrañar qué estoy sintiendo. Y si los demás sienten lo mismo. Miguel recorría el mástil proponiendo sonidos muy novedosos, sobretodo interpretando a Luis de Pablos. Los cuatro fragmentos de Kiu me impresionaron.

Supongo que desde que Carlo Tononi fabricara el violín, allá por el 1710 –como nos dice el programa de mano- se le habrán sacado todo tipo de posibilidades sonoras. Desde fiestas o salas de conciertos más amables, o en míseros encierros de sus posibles poseedores en tiempos peores, el violín habrá sonado de muchas maneras. Pero la sucesión de sonidos que nos propone Borrego, sería imposible de imaginar si no fuera por el talento y la sensibilidad de este artista. La velocidad de sus movimientos, la precisión de su sonoridad lo convierten –a mi juicio- en lo mejor que ha pasado por este ciclo.

Juan Carlos Garvayo es un pianista que me emocionó en Cuenca. Lo vi con la cara desencajada tras estrenar una obra de MIGUEL GÁLVEZ TARONCHER, sintió la obra y nos trasmitió su sentimiento. Con él uno sabe porqué el piano es un instrumento de percusión. Tocó, unas veces con las teclas, otras percutiendo directamente con sus manos sobre el interior del piano. Transmite casi tanto con el sonido como con sus movimientos o al menos te mantiene expectante ante sus gestos, que te convierten en otro cómplice de lo que está ocurriendo en la sala.

Estamos ante dos artistas muy compenetrados y muy sabedores de lo que están interpretando, lo que no siempre me ha parecido así cuando he asistido a otros conciertos.

Termino diciendo que fue un excelente concierto –sin propina- que justifica todo el día que viví ayer.

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