lunes, 8 de noviembre de 2010

Una comedia agridulce y un drama divertido

Coreografías de pareja 
Por Miguel Angel barba

TEATRO CÁNOVAS
Viernes 29 de Octubre de 2010
PRODUCCIONES ALFRESQUITO
Lo que queda de nosotros
(una comedia sobre el desamor)
De Daniel De Lima.
Dirección: Vanessa López y Pablo Lomba

Alfresquito presentó en el Canovas el estreno absoluto de su última producción: "Lo que queda de nosotros", de Daniel de Lima. Pero no se confundan con la obra homónima de Michael Kimball, en las antípodas temáticas y de estilo de ésta otra. Muy al contrario que el drama de Kimball, la obra de De Lima deambula por los derroteros de la comedia amable, pero para nada almibarada.


Una vez más, como en otras ocasiones, la escena se reviste de la complicidad en el escenario de dos artistas y viejos compañeros de andanzas por las tablas de media España: Virginia Nölting y Monti Cruz.

Eran los principios de los noventa y aquel “Teatro Breve” en Canal Sur, en el caso de Virginia o el “Es bueno no tener cabeza”, de Anthares Teatro, dirigido por Paco Corpas, en el caso de Monti, dieron paso a un sin fin de producciones y trabajos que los ha dotado de esa veteranía que se nota en escena, a pesar de su moderada juventud. Su paso por compañías como Animalario, Metrónomo Teatro, Laví e Bel, Teatroz, Málaga Danza Teatro o El Espejo Negro, o por series como Arrayán, han ido modelando unas maneras, una técnica, una química y unos métodos que propician el que ambos actores construyan dos personajes que congenian, tanto en el amor como el desamor, tanto en el acuerdo como en el desacuerdo y con los que cualquiera puede identificarse en más de una acción o situación.

"Lo que queda de nosotros" es a su vez un juego coreográfico a dos, en el que todas las acciones se vuelven parte de la dramaturgia: cambiar el vestuario, mover los elementos de la escenografía..; obligando así a los actores a afrontar todos los lances que provocan este tipo de movimientos y de los cuales resurgen una y otra vez sin perder la armonía incluso en pleno conflicto.

En todo este compendio ayuda mucho por supuesto la puesta en escena y el propio texto que no se explaya en los detalles, aunque están ahí; sí se extiende en los sentimientos pero sin sobreexplotarlos y mucho en las reflexiones, casi telegráficamente. Esto aporta ese dinamismo que el público capta desde el principio y le hace secuaz de la trama y de la historia de la pareja. Ella con las ideas claras y actitud enérgica, él con actitud de Woody Allen de medio pelo con esos circunloquios pseudofilosóficos de cartón piedra y sin mucha convicción; más bien con nada claro.

A Monti, en este sentido, le toca bailar con la más fea dado que su personaje queda un poco mal parado frente a la fuerza y clarividencia de Ella. Él es un mar de dudas, no se explica nada y no se entera de nada. Ella es, en ocasiones, torbellino de sensaciones y emociones, dulzura y calidez, a veces madre, por momentos sarcástica y gélida. Un gran trabajo sin duda.

El humor y la musicalidad (buena elección músical) que lo impregnan todo, hacen de este un espectáculo divertido, amable y con mucho gancho para el espectador.

Si se me permite un pero, la escena final queda un poco larga y no es realmente necesario prolongar tanto el baile dado que no aporta nada al resultado global de la obra. De todos modos enhorabuena desde mi yo espectador a esta propuesta con sabor a Málaga.


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