viernes, 24 de septiembre de 2010

Dramaturgia nebulosa


Circo en el Cervantes
Por José Antonio Triguero
Fotos de Daniel Pérez TC

Obra: Nebbia
Autor, iluminador y director: Daniele Finzi Pasca
Intérpretes: Jean-Philippe Cuerrier, Annie-Kim Déry, Stéphane Gentilini, Catherine Girard, Evelyne Laforest, Sandrine Mérette, Gonzalo Muñoz Ferrer, Félix Salas, Benoît Vis


Escenografía: Hugo Gargiulo
Vestuario: Linda Brunelle
Composición musical: Maria Bonzanigo
Producción: Cirque Éloize y Teatro Sunil
Lugar y fecha: Teatro Cervantes, jueves 23 de septiembre de 2010



Lo más contundente de esta entrega de la "Trilogía del Cielo" que visitó el coliseo malacitano es la escenografía, la tramoya y las espectaculares acrobacias. Tanto es así que la intervención de los payasos, con demasiada dosis de literatura monologada, para el cambio necesario del aparato escénico entre número y número de circo, se convierte en un simple sainete ripioso que nunca hizo olvidar el trasiego de los tramoyistas detrás del falso telón.


Dicho ésto, la intervención locuaz del payaso principal -un payaso blanco travestido con estética contemporánea-, es la que sostiene el pretendido hilo argumental que tiene la obra: la niebla. Pero es tan insistente en la historia que narra que, por momentos, parece más un cuenta-cuentos que un clown. Al margen de sus largas intervenciones, el espectáculo circula independientemente, sin rozar apenas una historia que obliga, en determinados momentos, a que la acción justifique también lo que se está contando, cayendo en el terreno de la obviedad y de la pesadez.


Les hubiera salido una pieza redonda si hubieran prescindido de los payasos y se hubieran centrado en la música, los números acrobáticos, las imágenes poéticas (evocadoras de Kantor, Barba o el mismísimo Joan Brossa), los bailes y la maquinaria; elementos que tienen, sobre todo en la segunda parte, un tratamiento y una factura de primer orden.


En resumen, hay que decir que son números sueltos y que el hilo argumental es sólo pretendido. En cuanto al humor, aunque bien ejecutados los gags, camina por lugares comunes y resortes manidos; quizás haya dos espectáculos en uno. La poesía visual que crean se pierde en medio de tanta prosodia. Es un espectáculo evocador, a veces modernista, pero le engulle el ansia por agradar y de conmover al público con sus melodramas de deseos fallidos y tullidos iluminados. Eso sí, con Nebbia, el Cervantes tuvo un arranque de temporada espectacular.

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