martes, 29 de junio de 2010

Malaje Solo, gracia y chascarrillos

V Ciclo de Humor 
Malaje Solo con“Humor Platónico”

Por José Manuel López Gaona

Guión: Antonio Blanco Espinosa y Cía. Malaje Sólo




Actores: Antonio Blanco, José Antonio Aguilar
Músicos: Vladimir Biriukov y Mirza Delibasic
Dirección: Síndrome Clown


Iluminación y sonido: Lola López
Voz grabada: Isaac García
Diseño de escenografía: Fernando García
Realización de escenografía: Miguel Ángel Villa

Lugar: Teatro Cánovas, Jueves 3 de junio de 2010





Cuando uno va a un ciclo de humor, espera reír y va predispuesto a ello. La propuesta de Malaje – una tipología de persona que tiene poca gracia- tiene su gracia. Cuando entras en la sala ves un escenario (diseñado por Fernando García) elegante, con iconografía de la Grecia clásica. Nos está centrando en la acción que veremos. Se escucha música griega, PERO con algunas piezas de Demis Roussos, una especie de Georgie Dann, a la griega; ya empiezas a esbozar la sonrisa, sin haber visto nada.




La entrada de los actores de Malaje Solo, crea un clima de seriedad irreverente, tienen gag finos, como cuando José  Antonio Aguilar (Aristón, el hombre que susurra al salchichón) y Antonio Blanco (Platóteles, con su violín jamón serrano al hombro, a modo de violín) tocan melodías graciosas.


La propuesta escénica es mixta: de un lado hay dos actores profesionales y de otro, un montón de espontáneos en escena. Los propios actores bajan al patio de butacas a buscarlos. Está mezcla resulta, si hay mucha improvisación por parte de todos, que no fue el caso. En todo momento, se noto un guión, obviamente, y los “invitados” –con su obvio sentido del ridículo- colaboraban, pero rígidos y viéndolas venir.


La mecánica del humor son chascarrillos del corte “mi arma” y equívocos graciosos con el público, que pueden  o no resultar, cuando al principio nos insinuaban más inteligencia.


Uno sonríe, y es de agradecer. Si el teatro está en crisis, quien mejor nos la puede exponer es el teatro. Y si encima es para reír…


No hubo carcajadas, que creo que era el fin de una propuesta escénicas de este corte. Señalar la potencia interpretativa de José Antonio Aguilar, su capacidad gestual y transformista.


Había menos de media entrada en la sala. El Teatro Cánovas es público, es por ello que a los directores hay que pedirles algo más que ser buenos programadores; además deben llenar las salas.


 
Hay mucha gente en Málaga que sufre de soledad, están en las residencias de ancianos, en los club de jubilados… y en no sé cuantos más sitios… hasta adolescentes en parques, iniciándose en el noble arte del botellón.
¿No podríamos salir un poco más de nuestros despachos para conseguir llenar las salas? Aparte de rebajarles el sueldo a los funcionarios, además hay que pedirles el plus de productividad del 15 %. 

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