lunes, 28 de junio de 2010

René Aubry, la música


René Aubry, de lo divino y lo terrenal. 
Por José Antonio Triguero
Fotos: Francis G

Formación:
René Aubry, guitarra, mandolina, banjo y bouzouki; Marco Quesada, guitarra; Stefano Genovese, piano y acordeón; Daniel Beaussier, guitarra, clarinete, oboe y saxofón; Marc Buronfosse, contrabajo; Jean-Marc Ladet, al violín y viola; Antoine Banville, batería y percusión.

Lugar: Teatro Echegaray, viernes 4 de junio de 2010


René Aubry es un clásico, nacido en 1956, es uno de los grandes compositores de música contemporánea con raíz popular de ayer y de hoy. Una gran banda lo asiste, creando un entramado musical propicio para la atmósfera que caracteriza la obra de Aubry.
Al igual que cantan en italiano, francés o inglés, los lenguajes musicales que utilizan, aunque son universales, proceden de naturalezas diferentes de manera que los instrumentos están en diálogo permanente, gracias a que simbiosis, sinergia y sinestesia musical van de la mano con naturalidad divina.


La actitud rigurosa, muy concentrada de toda la banda, sobrecoge; los silencios son tan significativos como los sonidos; tal conciencia de que lo que hacen es único, y así lo ofrecen, provoca que los aplausos sean quedos pero intensos.

El uso de las palmas es brutal, electrizante, tribal y ritual, traza relieves en otros idiomas que se suceden en forma de estribillos en repetición, salmodia musical o yuxtaposición de escalas. Piruetas terrenales.


Dan valor a lo que tocan, impresiona lo entregados que están, ¡como sólo lo haría un títere! (y no es broma, pregunten a Philippe Genty si tienen ocasión); están tan concentrados en el concierto que parece que les hubieran dado cuerda a la vez; ante eso, solo cabe rendirse al placer de oírlos, dejarse llevar y viajar con la música... cualquier matiz da un vuelco o aporta un paso más en la travesía. La capacidad de escucha de estos músicos es enorme. Todos exhiben grandes cualidades, aunque cabe destacar al batería y percusionista y al pianista que toca simultáneamente el acordeón.


Multiinstrumentista, prolífico creador, cantante romántico, Aubry está muy ligado a la escena, a la danza y al cine a través de nombres tan prestigiosos como los de la recientemente desaparecida coreógrafa Pina Bausch, el creador teatral Philippe Genty o la gran sacerdotisa de la danza moderna Carolyn Carlson.


Llega un momento en el que la música de Aubry pide imágenes, imágenes potentes... su música te las proporciona si dejas volar la imaginación, pero oírla acompañada de ellas (lo he comprobado en los espectáculos de Philippe Genty y Mary Underwood) no resta capacidad de sugestión a sus evoluciones sino que la multiplica. También pide acciones, es teatral. Hay quien la califica de música alternativa, lo acepto si eso quiere decir que pone en marcha la imaginación. Pero la verdad es que el único calificativo que le hace justicia es el de música, sin más.



No hay comentarios:

Publicar un comentario