viernes, 2 de abril de 2010

Marzo en el Echegaray


Crónica de José Antonio Triguero y Jesús Solo de Zaldívar

En la foto Pau Pons y Joan Miquel Reig en Yayos
La programación de marzo del Teatro Echegaray tuvo tres propuestas que comentamos a continuación en esta labor que "mi yo espectador" hace de valorización del teatro para niños, algo que los medios de comunicación desechan incomprensiblemente, puesto que aquí se hacen los espectadores del futuro. Además Málaga tiene una extensa y variada oferta de este tipo de espectáculos por lo que sería justo que tuviera más y mejor reflejo en prensa. Hay que resaltar que el pasado Festival de Teatro de Málaga se ha clausurado con una moderna propuesta de teatro para la infancia. Es un sector en auge tanto en calidad como en aumento de espectadores bajitos.

El Teatro Echegaray está situado en el número 13 de la céntrica calle del mismo nombre. Los domingos ofrece espectáculos para niños en funciones de 11 y 13 horas. Padres y niños llenan el teatro en un ritual al que Málaga se está acostumbrando para ver teatro, musicales, ópera, magia y algo de danza y titeres, que son los contenidos principales que se ofrecen.


Espectáculos de marzo

Domingo 7
"Einstein" de Ados Teatroa

Es un monólogo, difícil por lo pedagógico y por querer abarcar la vida del genio y sus más conocidos descubrimientos que fueron muchos. Aún así es muy previsible, porque utiliza los mismo registros y medios para contar una larga y farragosa historia, como la utilización de las pelotas donde estaban las preguntas que supuestamente los niños querrían hacer. Es un intento loable pero no funciona, inconmensurable. Está muy bien lo de repartir batas a los niños y padres, todos convertidos en cientificos, pero luego ese detalle no forma parte de la línea general del espectáculo. Es trabajoso hasta para el propio intérprete que se le hace cuesta arriba encaminarse hacia el final de la obra. A pesar de todo, es un acierto la cercanía con que plantea esta "clase magistral" que se sale un poco de lo normal pero que en un teatro resulta pobre y aburrida. Además presenta a Einstein como una especie de maestro de escuela, una licencia necesaria pero desvirtuadora.

Domingo 14 de marzo
"Yayos" de Joan Carles Simó por Al Vent Teatre y Germinal Producciones y con dirección de Pau Pons y Joan Miquel Reig

Lo primero que te hace gracia en el planteamiento estético es la pinta de los personajes, dos niños caracterizados a la vieja usanza española, en plan TBO y con matices de televisión en blanco y negro. El espacio escénico donde se desarrolla el espectáculo es el trastero de la casa de la yaya, también con predominancia de blancos, negros y grises, en el que resaltan distintos elementos de color, significativos en la historia que se cuenta. Un ciclorama azul enmarca la escena en la que se da una rica multiplicidad de espacios en el flash back del relato de la vida de los yayos.

Los niños juegan en el trastero y van encontrando elementos que hilan la narración, juegan al tren, el abuelo era jefe de estación, hablan de los yayos a través de la gorra verde y un sombrerito rojo que representan a Palmira y Salvador. Planteado así, el espectáculo camina entre la actuación cómica y la manipulación de objetos como títeres. Además, hay realimentación entre el pasado y el presente, de manera que si se cuenta que el yayo espiaba a la yaya, los nietos juegan a espías.

La entrada y la salida de la ficción narrada a los personajes que interactúan, origina posibilidades de ruptura y de convivencia de dos realidades a través del único y efectivo detonante, el juego, así pasa con el par de zapatillas rojas y el par verde.

Otro recurso que explotan con buen resultado es cierto regusto al Chavo del ocho, cuando encuentran el balón que pertenecía al abuelo o cuando reviven el momento en el que se convirtieron en novios en "la nit del foc", perfectamente evocada con un trapo naranja, los fuegos artificiales y el salto de la hoguera, donde se valen de una chaqueta verde y un suéter rojo sostenidos por perchas.

Con estas sugerentes herramientas asistimos a la guerra civil que separa a los amantes porque Salvador, el abuelo, se va al frente y Palmira, la abuela, huye a París. La aviación y las bombas se convierten en un juego de niños, un baúl es el camión en el que ella escapa de la persecución, y en esa ficción contada, los nietos se encuentran en París, uno de ellos quiere volver asustado porque se ha llegado a creer todo como solo pueden hacerlo los niños; y en ésas, encuentran una carta de Salvador, la guerra ha terminado y él vuelve al pueblo donde pasea cada tarde por la estación de trenes esperando a su amada. Perfecto el paso de las estaciones en la que vuelven a recurrir a los objetos de color, la gorra, los zapatos, un paraguas, una regadera, una flor...

Y un día Palmira vuelve, el reencuentro de los dos es emocionante evocado simplemente con el sombrero rojo, la gorra verde y un ramo de flores. La boda es otro acierto conmovedor y la escena del embarazo y del parto es de las más divertidas de la pieza. Muy tierno el final, que no contaremos aquí, por si tenéis la oportunidad de verlo. Y merece la pena, ha sido el mejor espectáculo infantil del mes de marzo en la programación de los domingos del Teatro Echegaray. Delicadeza, buena interpretación y una historia muy bien contada, una historia que habla de reconciliación y del valor de la memoria histórica.


Domingo 21 de marzo
"Popota la Pilota" de Ribalta Producciones

La compañía hispano-brasileña Ribalta Producciones ha traido al Teatro Echegaray de Málaga su obra "Popota la Pilota", un espectáculo que nos alienta a realizar nuestros sueños (por imposibles que puedan parecer).

Un abuelo explorador le narra a su nieta la historia de la hipopótama Popota que estaba empecinada con aprender a volar, y cómo tiene que superar diversas adversidades - incluidas prohibiciones reales -
acompañada por sus compañeros de la sábana, el agapornis que quería aprender a bailar, el ponney que soñaba con ser cebra, el león calvo y el mono mensajero del rey.

Una fábula dirigida exclusivamente a los más pequeños
interpretada por actores y títeres, aunque a éstos no se les saca gran partido, si bien es verdad que eran bastante simples y pobremente construidos.


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