martes, 2 de febrero de 2010

El Echegaray para niños

Crónica de José Antonio Triguero

 Gradas del Echegaray. Foto: Jesús Solo de Zaldívar.

El blog "mi yo espectador" es la publicación embrión de un proyecto más completo que el tiempo irá moldeando. Por ahora cubrimos el Teatro Cánovas, la sala Gades, el Teatro Cervantes y el Teatro Echegaray, no podemos con más por ahora. Y eso que son muchos los colaboradores que se han ido uniendo desinteresadamente. En el punto de mira tenemos la sala Eventual, la sala Vivero, el Ateneo, Ollerías, el Auditorio de Diputación y el Teatro Alameda. Es imprescindible más gente que quiera participar del proyecto, para abarcar más.


Este blog nació el 2 de enero con una crónica de La Zambombá que Estrella Morente llevó al Teatro Echegaray. A este nuevo teatro le tengo especial cariño, al margen de la controversia suscitada y de errores evidentes en las plantas de arriba; se ha dotado a Málaga de un escenario y de una grada modernos, para disfrutar de los espectáculos por la buena disposición y proximidad de las butacas con las tablas. Comencé esta dedicación vocera allí, con su programación para los más pequeños, he asistido todos los domingos a las funciones para niños que tienen una respuesta fantástica por parte del público. Son ya unos cuantas obras las que he podido ver y no entiendo por qué los medios no le prestan atención. Nadie envía a críticos, no se hacen reportajes ni entrevistas ni nada por el estilo. En los tiempos en los que escribía para La Opinión hice muchas cosas sobre teatro, danza o música para los niños. Será porque he dedicado gran parte de mi vida a ello, tanto con la compañía Mirapalo como con Los Lunnis principalmente, que he desarrollado una especial sensibilidad en este campo.

El caso es que hasta ahora no he escrito nada sobre lo que he visto; el caso es que aún no sé por dónde hincarle el diente a tan jugoso contenido... así que empezaré por hacer un repaso de lo que he compartido hasta ahora, como un niño más.

El Teatro Echegaray está situado en el número 13 de la céntrica calle del mismo nombre. Los domingos ofrece espectáculos para niños en funciones de 11 y 13 horas. Padres y niños llenan el teatro en un ritual al que Málaga se está acostumbrando para ver teatro, musicales, ópera, magia y algo de danza y titeres, que son los contenidos principales que se ofrecen.

En diciembre elegí la serie de óperas para niños para estrenarme en el nuevo teatro; me acompañaron Jesús Solo de Zaldívar, quien realizó unas magníficas fotos de la adaptación del Barbero de Sevilla; Olga Domínguez y el hijo de los dos, Manuel, de seis años; es tocayo del mío que también vino a ver las andanzas de Eurídice y Orfeo, acompañado de su hija, mi nieta Aitana, de cinco años y que es, dicho sea de paso, la mejor crítica que conozco.

Fué gozoso compartir "!Qué grande es Mozart!' y 'La batuta mágica' de la Nona Teatro y 'Orfeo. El supercantante', una divertida e innovadora recreación del mito de Orfeo y Eurídice con melodías de Monteverdi, Glück y Offenbach. Con todo ello, publiqué cumplida reseña en titerenet.

Satisfecho por el ciclo operístico para niños, el día 13 (número de la suerte y de la transformación para los antiguos) me dispuse a ver un viejo éxito de la compañía Markeline, "La vuelta al mundo en 80 cajas".


Esta obra se llevó cuatro premios en el FETEN de 1998, fue finalista de los MAX en 1999 y premio MAX en el 2000 al mejor espectáculo infantil. Y a finales de 2009 la vimos en el Echegaray, fue una grata sorpresa aunque no deja de ser algo inusual tener en cartel una obra durante diez años. De todas formas el cócktail humorístico y pantomímico de la función es eficaz y divertido; los tres operarios de un almacén, una mujer y dos hombres, tardan poco tiempo en meterse a los espectadores en el bolsillo, mueven cajas, sacan de una caja otra y otra, y otra de otra caja, un universo de cajas para realizar acciones imaginarias, sueños imposibles, viajes lejanos, etc..., todo lo construyen con la imaginación y la ayuda de pocos materiales, títeres de hilo con telas, un dromedario arrancando aplausos, cajas que flotan, incluso con la operaria dentro, magia, un globo con el que salir volando, una serpiente, un fakir, un yogui compuesto entre dos actores por arte de birlibirloque, un mercado árabe con sus mercaderes, la danza del vientre realizada por un títere, el rock and roll de Elvis, un tango, las tribus de África, camuflaje de pájaro, monos, caníbales, una caja que se abre y suena música, gaviotas, play station de cartón, náufragos, etc... con pocos materiales, como ya he dicho, y con muchos recursos expresivos recrean cualquier cosa; sin palabras, solo onomatopeyas, de repente estamos en el polo norte con sus icebergs o asistimos a las persecuciones de los payasos en el circo. Para remate, un final muy cuidado en el que a través de una gran caja, la última que quedaba por cargar en el camión, nos transportamos a oriente para terminar la obra con una traca final, mejor diremos "traquita", una traca-bonsai que sale, cómo no, de una caja pequeña. Un exitazo.

El día 9 de enero estuvimos en la inauguración del Festival de Teatro y no pude ir al día siguiente a ver "Pinocho, un cuento musical", aunque si he de ser sincero -y creo que desde esta tribuna me puedo tomar la licencia de serlo- Pinocho no es una historia de mi agrado, no me gustaba de niño y ahora mucho menos. Así que no quería llevarme una sorpresa después de acabar el año con buen sabor de boca entre las cajas de Markeline.

Aunque el día 17 no pude evitarlo y sí que asistí a lo siguiente, "Burbujas mágicas" de la compañía H2O. Me acerqué con mucha ilusión, pues durante los dos años en los que asesoré a Port Aventura, disfruté muchísimo con un espectáculo de pompas de jabón que se hacía allí. Son ese tipo de cosas que, en realidad, son números magistralmente ejecutados y que te dejan asombrado y maravillado.

Pero no, en esta ocasión fui testigo de algo muy diferente, Luis Beviá "dio el espectáculo" con un tufo verdaderamente cutre, fué la nota desafinada dentro de la programación para niños del Teatro Echegaray. He de decir que sufrí y no fuí el único. Cosa que se acrecentaba aún más cuando el ¿actor? Beviá se empecinaba en repetir una y otra vez las suertes que no le salían, hasta el punto de que los niños, para no aburrirse, echaron mano de la gracia andaluza gritando a cada intentona: ¡Huy! ¡Huy! ¡Huy!

La siguiente obra tenía como objeto divertir por encima de todo. El domingo 24 de Enero Clapso Producciones presentó "Alicia en el País de las Maravillas. ¡El Musical!", basado en la novela de Lewis Carroll, una historia que la literatura para niños ha tomado prestada de la novela para adultos.


Israel Reyes, que ha dirigido y construido esta versión, ha tenido una visión fresca, rítmica y musical. Y ha sabido aderezarlo todo con las excelentes canciones de Marisol. Con coreografías simples pero eficaces de Mingo Ruano, ha descrito un mundo onírico lleno de giros que recuerdan al Carnaval canario. La escenografía y el vestuario ayudan también a configurar este mundo carnavalesco. Los cuatro actores se desenvuelven con gracia y hay química entre ellos. Consiguieron su propósito y nos divertimos todos; eso sí, el ambiente festivo que logran crear no anula esa sensación de vértigo que tiene el cuento original. Quizás la única crítica sería haberse mantenido dentro de lo políticamente correcto. Por ejemplo, la reina de corazones dice ¡Que le rizen la cabeza! Pero este cambio es, con todo, original y subraya el universo de carnestolendas de esta Alicia.

El pasado 31 de enero, la programación cambió de tercio con un espectáculo sensible e inteligente que sacudió la inteligencia y la sensibilidad de padres y niños. Se trata de la obra para marionetas y actores, "¿Por qué lloras, Marie?" de la compañía Marie de Jongh. Una gran dramaturgia y gran dirección de Jokin Oregi para los estupendos actores Ana Meabe y Javier Renobales y las marionetas precisas de Javi Tirado, se unen para ofrecer uno de las mejores obras para niños a las que he podido asistir. Tratando temas duros con gran delicadeza pero sin esconderle nada al niño ni a los padres, han conseguido que los espectadores se identifiquen con lo que se cuenta, más allá de alardes técnicos o artísticos.

Lo próximo será el día 7 de febrero, día en el que Teatro Paraíso trae una adaptación de la obra de los Hermanos Grimm bajo el título de "El Flautista Mágico" y el 14 "El jardín japonés" del Teatro di Piazza o d'Occasione que se representa en arena. Dos propuestas de calidad de las que hablaremos aquí en otra entrega.

No hay comentarios:

Publicar un comentario