Museo Picasso de Málaga
4 octubre 2010 – 30 enero 2011
Critica de José Manuel López Gaona
¿Qué pasaría si los videos juegos de los chavales fueran cooperativos y no competitivos? ¿Viviríamos en un mundo mejor? Algunos pensamos que la educación condiciona a la sociedad futura, pero ella también está limitada por la realidad desde donde se imparte. Educación etimológicamente vendría a significar “aprender a conducirse”. El Picasso nos invita a reflexionar sobre estas cuestiones. Bueno, a nosotros o a la cantidad significativa de turistas que lo visitan. Estaba lleno.
Los comisarios Carlos Pérez y José Lebreros –director artístico del Picasso-, nos proponen un viaje hacia la construcción del “concepto infantil”. Muchos conocemos este universo icónico desde las referencias de Walt Disney; aquí podemos ver otros modos de aproximarse a los niños.
Nada más entrar vemos unas cuantas películas, antiguas y modernas, donde nos ofrecen una primera aproximación: maquetas de trenes, coloridos; otra peli muy antigua con caballos voladores en blanco y negro; otra de un circo, también vetusta… te ayuda a cambiar el chip de la calle y centrarte en lo que vas a ver.
La exposición está subdividida en varios apartados:
- Edición gráfica: con una gran colección de cartillas escolares originales –muchas de la URSS- donde las ilustraciones tienen un valor más histórico que artístico. Pero motivan a pensar en eso de la dimensión cooperativa del trabajo a partir de la educación de los niños, los pioneros del Koljol.
- Caja de figuras geométricas de madera. Delicadas, antiguas, preciosas…
- Juegos de construcción: en ellos se ve como algunos artistas ponen su granito de belleza para hacer atractiva estas “partes” para estimular el desarrollo intelectual del niño.
- Marionetas, guiñoles y títeres: joyas. Algunos guiñoles, como los de Paul Klee son sublimes, representativos del criterio estético rechazado por decadente por los nazis. Hay diseños de títeres que los buenos aficionados al teatro deberían ver. Sencillos y atractivos.
- Dibujos constructivistas, de esos de la escuadra y el cartabón, bueno, bien.
- Fotos alusivas a juguetes y artistas, sobre todo del Dada.
- Mobiliario infantil.
- Y cuadros, pocos en esta exposición, que consiguen elevar el valor artístico de la muestra.
Como estamos en el Picasso, no podía faltar la contribución de D. Pablo: un cochecito pintado por él. Es unos de los referentes del evento. Hay un caballito fabricado a partir del reciclado de algunas piezas de metal, fiel al cubismo: figuras simples que componen un universo. Hay una foto de Bernard, de niño, montado en él y parece que se lo está pasando pipa en su caballito.
Todo este universo que organiza el Picasso casi hace creer que la Señorita Rottenmeier era una buena mujer, pero no se lo crean, la escuela es el agobio de los niños, por mucho que la edulcoren con arte y teorías educativas. Y desde ambos polos vamos a seguir discutiendo. Yo apostaría por los videojuegos cooperativos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario