Se presenta este lunes 22 en Málaga la VIII Muestra de Documentales y Cine Social, que organiza la ONG andaluza BATÁ.
El objetivo de esta Muestra de Documentales y Cine Social, según sus organizadores, es dar visibilidad a mundos marginados que no solemos encontrar en las redes habituales de comunicación y mostrar experiencias vitales alejadas de nuestra conciencia. Engorroso párrafo que quiere significar simplemente, ven a ver la otra cara de la moneda de tu privilegiada vida.
Este es el quid de la Muestra de Batá, festivales de cine hay muchos, pero aquí se trata de cruzar dos valores: el arte y el despertar de las conciencias. Agitación y cine. Buen cine y otra mirada.
Tras cada proyección, además, el público asistente, en el clásico formato del cineforum, tiene la oportunidad de entablar un debate con los creadores. La Muestra es así un espacio de encuentro e intercambio entre creadores y cooperantes. Un híbrido entre Coppola y Vicente Ferrer, pongamos por caso. Y merece la pena.
Batá espera, busca que el espectador salga de la sala diferente a como entró. Tal vez sobrecogido, tal vez comprometido, sin duda agitado. A no ser que algo huela a podrido en la Dinamarca de nuestra conciencia.
La Muestra, que nació en 2003 en Córdoba, ha aumentado su número de sedes, en esta octava edición tiene presencia en Sevilla, Cádiz y Málaga.
Son 250 cintas de América Latina, África, Asia y Europa las que concurren este año, todas obras comprometidas con el cine y con el entorno en que se rodaron. Obras, este año, especialmente relacionadas con la lucha por los derechos laborales, eje temático de esta edición.
En la sesión del viernes en Córdoba se presentó La Yuma, obra que fue Premio Especial del Jurado en el Festival de Málaga 2010. Una película valiente, sobria, ruda y tierna, que conmueve y remueve. Qué extraordinario el idioma español en versión nica, y eso que precisamente el sonido de la sala no era lo mejor. Los actores transmiten una enorme verosimilitud en esta historia de una chica de un barrio marginal de Managua que salta al ring para darle un giro a su vida. Dar puñetazos es para ella una forma de remar para buscarse la vida. Y de fondo siempre el amor. Una película, la única en los últimos veinte años en Nicaragua, sin barroquismo que es casi una obligación verla. Merece la pena. No en vano es la candidata de Nicaragua para competir por el Óscar a la Mejor Película Extranjera en la próxima edición de estos premios, según confirmaron, el cuatro de este noviembre, fuentes de la Cinemateca del país centroamericano.
Uno de los premiados es precisamente el malagueño Ignacio Sánchez Corpacho, con su corto “La Carpa”, documental que retrata la peripecia de una escuela de circo en Pizarra.
Una oportunidad de asomarnos a una ventana que pocas veces vemos abierta. Merece la pena
Estos chicos de la carpa se merecen mas apoyo... de quien sea.Me parece muy bonito el proyecto y Málaga ganaría bastante si contara con un espacio así.
ResponderEliminar¡¡VIVA EL CIRCO!!