sábado, 28 de mayo de 2011

Un cómic en escena

por Miguel Ángel Barba

Viernes 20 de Mayo

Se alquila sofá cama

Dirección: Julio Fraga.


La propuesta escénica de este fin de semana de la pareja teatral de hecho formada por Fraga y Salvatierra y de sus avatares sobre el escenario Peña y Sevillano, conforman una inteligente comedia, tan divertida como disparatada. Si bien lo que tratan de mostrar no escapa tampoco demasiado a la realidad, que simplemente caricaturizan.



La producción de Sala Cero Teatro, que este año cumple su décimo aniversario, es una comedia que pretende ser también crítica social y plantear de forma un tanto surrealista una realidad que no por repetida es menos descarnante: el problema de acceso a la vivienda, la crisis económica llevada a sus consecuencias actuales, centrándose en este caso en jóvenes normales y corrientes, o sea parados y, finalmente, las siempre difíciles relaciones humanas reducidas al mínimo espacio de un salón y un sofá-cama.


Para el adecuado desarrollo de estas metas cuenta Fraga con dos actores enormemente dinámicos y camaleónicos, infatigables. También habilita dos personajes que no se ven pero que llegan a ser conocidos por los espectadores, fruto de una acertada forma de inmiscuirlos constantemente en las escenas a partir de señales, notas y objetos dejados por estos, así como llamadas telefónicas.


Refuerza mucho el nexo entre el público y los actores la gran naturalidad que muestran en diferentes momentos -dejando a un lado las afectaciones propias de muchas técnicas humorísticas-, así como las indicaciones constantes a los técnicos de sonido y luces. Esto contrasta mucho con otros momentos en que los gags son fuertemente aderezados de impostaciones, lógicamente por imitación en el caso del concurso televisivo. Los roles son los de siempre pero llevados de forma muy certera y fresca por Elías Sevillano, Bienve, el inocentón y José María Peña, Alfonso, el listillo y aprovechado.
 

 La escenografía es colorida y diversa, casi de cómic con los complementos del variopinto vestuario, donde nada parece estar de forma gratuita y todos los elementos y accesorios ayudan a reforzar el vigor y la agudeza arrolladora de la obra, que no duda en combinar remedos de concurso de televisión, muy celebrado, reído y aplaudido por parte del público (yo debo reconocer que desconozco la dinámica de estos concursos y a lo mejor por ello no entendí determinados golpes), con otros momentos o paréntesis rítmicos, mezclados con el uso de recursos escénicos que ayudan mucho a esa relación con el espectador, como es la ingeniosa resolución de la vista del sofá, el tablero de ajedrez, los accesorios del concurso, la maqueta y otros momentos muy perspicaces a lo largo de la trama.

Muy interesante la música de Santi Martínez que elige muy bien, para una comedia de este tipo, las voces a capela, creando un sonido directo, enormemente dinámico y hercúleo, que ayuda mucho a que la acción no decaiga y dé esa sensación que quedó en el público, en general: "no han parado en hora y cuarto" se decía a la salida. 
Obra muy divertida: aconsejable no perdérsela.

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