martes, 22 de marzo de 2011

POCO MÁS QUE UN SOLILOQUIO HUMORÍSTICO

 Enérgica actriz, buena dirección, texto flojo

Fotos: Francis García

Teatro Echegaray

TENGAMOS EL SEXO EN PAZ

Cía. Eme2

De Franca Rame, Dario y Jacopo Fo
Con Mercedes Castro
Música: Anxo Graña
Dirección: Álvaro Lavín

Dirigida inicialmente a un público juvenil, El Zen o el arte de follar, obra de Jacopo Fo, fue todo un éxito editorial en Italia y Franca Rame y Dario Fo, madre y padre respectivamente del autor, decidieron adaptarla para teatro. De ahí surge Tengamos el sexo en paz que, de entrada hay que adelantar, se nota que no es un texto original de los Fo por mucho que Jacopo sea escritor, actor, director de escena y columnista en la prensa italiana.
Quizá en su versión original, dirigida a jóvenes,  pudiera tener toda la valía que se le presupone, pero tal y como ya se ha visto en este y anteriores montajes, como el interpretado por Charo López o la propuesta teatral a cargo de Marta González, Silvia Montanari y Alicia Aller, bajo la dirección de Víctor García Peralta, deja ese regusto a monologo televisivo que no aporta mucho más que eso.
Da la impresión que los Fo jugaron a los cuarenta principales con el texto de su hijo y tomando de aquí y de allá, los mejores golpes, los gags más divertidos. esto sirve para un sketch o las frases más ingeniosas, compusieron un puzzle de retazos que adolece de una verdadera arquitectura teatral. También se nota sobremanera la influencia que la televisión ejerció sobre ambos en su exitosa etapa trabajando en ella y quizá por ello desprende ese aroma a Buenafuente,  Eva Hache o al Club de la Comedia.
Se nos anunciaba que la obra es interactiva y que el público se presta a la participación; al menos en este montaje no se propicia demasiado. Se nos anticipaba que huye del chiste fácil y de los tópicos: muchos de los aspectos más interesantes del sexo son tratados precisamente con los típicos tópicos. Con los chistes de siempre. Que es graciosa, por supuesto, puedes reirte todo el tiempo. Yo lo hice. Pero es risa para los que tenemos un humor fácil y nos reiríamos de igual modo con cualquiera de los antedichos.
 


Eso no quita que la actriz esté fantástica y su calidad aporte al espectáculo mordiente y una viveza insoslayables. Su doble personalidad: hermana casta y vergonzosa versus conductora de la supuesta actividad de comunicación añade quizá más dinamismo y fogosidad al personaje. El valor añadido que supone esta original aportación a la obra, hemos de agradecérselo sin duda a la compañía y a la dirección del montaje.
Mercedes Castro es pura fuerza en escena. La dirección de Lavín y la selección sonora también contribuyen a que la acción sea vibrante, tenga un gran ritmo y el tiempo se te pase muy rápido. Un buen trabajo y un texto flojo.
Pero nada de esto evita quedarse con el sinsabor de que uno espera más de la familia Fo.



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