Teatro Echegaray
17 de Junio
Juan L.Sánchez: Voz, guitarra y violín
Abdesselam Naiti: Kanun y Nay
Mostafa Bakkali Douas: Oud/Laúd
Otman M'rini: Dumbek, Bendir, Riq y darbuka
(percusiones magrebíes y medievales)
Esalim: Danza Oriental
El cantautor malagueño Juan L. Sánchez presentó en el Teatro Echegaray su formación El Jardín de la Sultana, fruto de la unión de este músico con un trío de lujo que ya ejercieran su maestría con artistas de la talla de El Lebrijano, la Orquesta Arábigo-Andalusí de Tánger, Paco Cepero, Farruquito, Amparanoia, Raúl Alcocer, Esperanza Fernández o los mismísimos Radio Tarifa, a los que es imposible no aludir debido a la semejanza de múltiples interpretaciones; aunque la mayor similitud, lógicamente, fue la mostrada durante la versión interpretada de La Tarara, en la que dicho parecido pasaba a ser un calco dado que fue la misma versión que la grabada por el ecléctico grupo madrileño, incluyendo la imitación de la voz de su cantante Benjamin Escoriza.
De entrada el encuentro musical entre la simpleza de la guitarra española o el violín de Juan y los brotes de virtuosimo de Abdesselam Naiti al Kanun (el arpa egipcia centenaria de 78 cuerdas) y el Nay (flauta de caña), la cautivadora forma de tañir el laúd de Mostafa Bakkali Douas y los potentes ritmos de Otman M'rini con las percusiones árabes sonó muy bien y produjo contrastes, a veces dulces y a veces cálidos. Pero si ha de ser uno honesto, los músicos acompañantes superaban en muchas ocasiones al anfitrión.
Juan L. Sánchez es un compositor correcto, con letras interesantes y comprometidas socialmente, aunque su simplicidad con la guitarra le impide a veces desarrollar adecuadamente los temas.
Canciones como “Hijos de la Tierra”, dedicada a los campesinos mejicanos o la dedicada al Peñon de los Enamorados son una buena muestra de ello, alternan partes en las que hay un buen saxo, tocado por un músico invitado como es Darío Garcia (miembro de La Insostenible Big Band), o buenos momentos musicales del grupo, con otros momentos un poco pobres.
Canta tanto en español como en árabe, caso de un poema iraquí del siglo IX, escrito por el fundador del primer conservatorio del mundo, ubicado en Córdoba, Abu l-Hasan Ali ibn Nafi`, poeta conocido por el nombre de Ziryab. Tiene un buen estilo y una voz interesante, aunque algo impersonal recordando en demasía al anteriormente mencionado Escoriza.
El concierto se vio enriquecido con la danza oriental de Esalim, que nos deleitó en una de sus intervenciones con un difícil baile con sables en equilibio sobre su cabeza, al tiempo que sus caderas y su cuerpo producían giros imposibles.
Una noche agradable, con buenos momentos musicales aportados por los músicos marroquíes afincados en Granada Abdesselam, Mostafa y Otman y el saxofonista Darío García.
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