miércoles, 31 de marzo de 2010

Guillermo Rayo en la fnac




Reportaje Gráfico / Javier Braojos

Textos / Braojos





El sábado 27 de abril se presentó en el pequeño auditorio de la fnac en málaga, el disco de Guillermo Rayo,"Adicciones", con una puesta en escena divertida y mucho ritmo. Estuvo arropado por la guitarra de JJ Poyatos, estupendo músico que le acompaña en toda su gira, y la colaboracion especial de Alba Milanés a las percusiones y Silvia y Eva en los coros, componentes del grupo malagueño "Messtizas". Se trata de un disco con temas que se mueven dentro de una variada gama de ritmos calientes (rumba, hip-hop, ska, corridos), bien enlazados y letras intencionadas, picantes, directas, y con una importante carga de crítica social, que además Guillermo Rayo defiende sobre el escenario haciendo honor a su propio apellido.








Pura energía y una buena descarga acústica que nos hizo pasar un buen rato a todos los presentes en esta pequeña sala de la fnac a la que desde aquí felicitamos por el apoyo y la promocion tan necesitada en este difícil mundo de la música. Y a Guillermo sólo nos queda desearle suerte en esta andadura, todo lo demás ya se lo ha currado; la prueba, el disco "Adicciones".




martes, 30 de marzo de 2010

Teatro de Salón por Trasto Teatro


Dientes y lágrimas por Angel IK. 
Obra: “Antes del desayuno” de O’Neill
Idea de TRASTO TEATRO,
Lugar: El salón de una casa, sábado 27 de marzo


Foto de "La contadora de garbanzos", otra obra de Trasto Teatro
Esta propuesta sobre la obra de O´Neill se centra en un fragmento de ella, montado para el salón de una casa. Lo mas interesante es que después uno tiene la posibilidad de hablar, debatir y participar en un colquio directo. La propuesta escénica se formula en clave realista y la novedad está en que se hace en un espacio nada convencional.

Esta idea, según miembros de la compañía, nace de la necesidad de hacer teatro, sin otro propósito que el de mostrar lo que se ha trabajado. Es una especie de entrenamiento que quiere ser más grande a partir de lo que se hable y de las experiencias de cada espectador que se queda a debatir, al final de la función.

Hasta allí fué nuestra colaboradora Angélica Gómez, la cuál utiliza un seudónimo. Hallarás una explicación en este enlace.

Sigo buscando a Feivorite. Lo único que sé de él es que alguna vez tuvo relación con el teatro en Málaga. Mi cliente tiene prisa en dar con sus huesos y no cesa de atosigarme con molestas llamadas al móvil y con correos electrónicos que borro antes de abrir. No sé cómo se coló en mi spam un correo invitándome a pasar una velada de teatro de salón en un piso de estudiantes cerca del nuevo edificio de la Escuela de Arte Dramático.Llegué con tiempo para investigar las cafeterías de los alrededores. Cuando dieron las nueve menos veinte llamé al portero electrónico y subí. Me recibió  Raúl, el director del tinglado quien con mucha amabilidad me hizo pasar a la cocina de la casa que estaba iluminada por velas y donde me ofreció un vaso de rioja mientras llegaba el resto del aforo.

Con una puntualidad europea la función dio comienzo a las 21,00 horas. Se trataba de “Antes del desayuno”, de O’Neill, una pieza breve que hurga en los asuntos turbios de un escritor alcohólico y fracasado y los de su joven esposa, costurera y descontenta con la bohemia.Es la segunda vez en todos los años de mi vida que acudo al teatro y creo que terminaré  por aficionarme sobre todo después de una experiencia como ésta, donde el espectador está tan cerca de la acción que hubo momentos en los que pensé en intervenir o en salir de allí para no molestar, quiero decir, para no romper la intimidad del personaje. El fracaso me mostraba dientes y lágrimas a menos de medio metro y eso me acojonó. También es verdad que hubo momentos en los que la representación me escupía a la cara y me devolvía al asiento, recordándome que aquello no era más que pura ficción.

Después de la puesta en escena, el elenco le pidió al público unos minutos para hablar del trabajo que nos habían regalado. Yo aguanté el tirón sin pronunciarme porque soy un mero recién aficionado y no entiendo de esto a lo que llaman “artes escénicas”.Sin embargo, entre los doce invitados que éramos, habían unos cuantos expertos que debatieron entre el naturalismo y el realismo. Una de las presentes, creo que era directora aunque tenía pinta de pitonisa de alguna televisión local, ya saben, de esas que no distinguen entre capricornio y libra, dijo algo acerca de los recursos del espacio y otra de las invitadas, de voz imponente y gorrilla a cuadros, les sugirió acomodar al público rompiendo la cuarta pared para que el impacto fuese aún mayor.En fin, no quiero convertir esto en una crónica teatral, porque yo no soy más que un detective en busca de un tal Johnny Feivorite y si escribo todo esto es para ver si alguien puede ponerme sobre la pista de ese tipo.

El caso es que viendo a la obra de esta joven compañía malagueña me entraron ganas de cambiar de profesión y de dedicarme al teatro, de verme implicado en algún proyecto como éste, será que hablaron de investigación y de búsqueda y al fin y al cabo eso es lo que a mí me va. 

La propuesta me dejó  tan buen sabor de boca que me fui a comerme un campero. Rumiando a solas en la mesa de un burguer cualquiera, pensé en Feivorite y si realmente alguna vez había hecho algo parecido a lo que acababa de ver esa noche, si alguna vez se había pasado horas ensayando para después exponerlo ante 12 espectadores de los que no esperaba ni un euro, tan sólo una confrontación de su trabajo para poder crecer como profesional.

Me dio por pensar en la juventud y en las ganas y fuerzas que son capaces de poner en el salón de su casa, en que tal vez el teatro ya no necesite escenarios ni circuitos comerciales, me dio por pensar en lo difícil y lo apasionante que debe ser querer sorprender, emocionar y agradar a un grupo de personas a la vez.

Pero, ¿quién es Johnny en realidad? ¿Un actor, un director, un escritor de poca monta? ¿O es un tipo que buscó la fama y el salón de su casa se le quedó pequeño? ¿Será un firma-autógrafos o un loco anónimo enmascarado? De regreso a casa, con las primeras luces del domingo despuntando, encendí la tele y me enteré de que se celebraba el Día Mundial del Teatro y yo, que creo en las señales… 

Danza en la Caja Blanca


Valoración del Marathon de danza/ José Manuel López Gaona
El pasado viernes, 26 de marzo, hubo en la CAJA BLANCA un interesante efluvio de creatividad



La CAJA BLANCA es un sugestivo proyecto del Ayuntamiento, un espacio para exponer la creación de los jóvenes de Málaga en su faceta artística.

A veces, tenemos la imagen de jóvenes que bostezan en la ciudad. Pero lo que vi en la exposición de los alumnos de Bellas Artes de San Telmo fue la obra de gente muy creativa, que avarician y se identifican con su tiempo. Gente que se consolida en su propio glamour callejero; ellos, abrazados a sí mismos, codiciándose en la ciudad.

Después, el Marathon de Danza. Una sala muy cuidada, aunque críticas aparecidas el 29 de abril de 2009 en el SUR, denunciaban que está mal insonorizado. El show empezó con puntualidad malagueña y tras unos ajustes técnicos a vista de todo el público, ya sentado. Un presentador "friqui" que pedía un fuerte aplauso cada vez que leía, desorientado, algo referente a lo veríamos luego.

Abrió boca la Compañía REA de DANZA, con Diego Arias en la dirección. Nos mostró un interesante y original espectáculo de CONTEMPORANEIDAD. LANA DANCE, que es un club de Baile Deportivo, bailó unas soberbias coreografías, donde podíamos ver el trabajo continuo que les permite exhibir  esa misma técnica. Aprecio mucho el trabajo que hay detrás de ellos, lo que les permite mostrarse de manera tan digna. Muy clásicos y precisos Claudia Teresa Rosa Cobos y Julio Rivas, que nos ofrecieron una creación con música de Frank Sinatra. El Equipo de Danza TERPSÍCORE nos mostró unas muy DELICADAS danzas, mitad tribales, mitad cosecha propia. GENIAL CHICAS. Este equipo me resulto muy sugestivo.

Pero con todo, no me interesa tanto mostrar la técnica de esos “jóvenes”, pues no es el Cervantes ni el Canovas, donde quizás podríamos tener una actitud distinta. Me interesa exponer y amplificar el trabajo de unos artistas que tienen detrás de si un trabajo constante y vocacionado, solo por su amor al arte. La CAJA BLANCA es ese espacio desde donde podemos ver esa labor..; esa sensación de consolidarse, en torno al propio trabajo, de artistas noveles. Aunque no estaría mal cuidar aspectos técnicos como presentadores espontáneos o las distintas instrucciones que se dan los técnicos a la vista de todos los espectadores.

Don Benito Perez Galdos por tres


Crítica de teatro / José Antonio Triguero


Lugar: Teatro Echegaray, viernes 26 de marzo de 2010
Obra: "Galdosiana" de Fernando Méndez-Leite sobre personajes de Galdós
Compañía: Nueva Comedia.
Actores: Cristina Higueras, Fiorella Faltoyano, David Sentinella y Amparo Alcoba.

Espacio escénico y figurines: Javier Artiñano
Dirección: Fernando Méndez Leite


Para contar tres historias de Benito Pérez Galdós, tomadas de tres de sus novelas y refundirlas con el aderezo de dos personajes-narradoras en clave actual, hay que echar mano de mucha sapiencia en el tema y paciencia para no violentar el discurso narrativo; y eso es lo que ha hecho Fernando Méndez-Leite para dar forma a esta obra que ha titulado "Galdosiana", pues de hablar de la mujer galdosiana se trataba.

En la puesta en píe del texto ha contado con una buena caracterización de la época en los diálogos y vestuario, aunque lo esquemático de la propuesta no permite recrear una atmósfera del todo creíble; este viaje al pasado confiere además a los personajes de Galdós, carácter de animal enjaulado cuya función es ser observado y analizado como en un experimento en el que, inevitablemente, los personajes actuales parecen superiores a ellos, no en vano tienen la perspectiva histórica que les da venir del futuro, o sea, de nuestro presente.

Es verdad que ha unificado con acierto las formas diferentes del habla de la época de Galdós con la de hoy día, aún teniendo en cuenta que la de aquélla viene condicionada por el fervor literario de don Benito y que el habla de nuestra época utilizada, queda contaminada también por cierto regusto anacrónico. "Realidad", "Doña Perfecta" y "Tormento" son los tres relatos que, con mesura -quizá demasiada- y buen gusto, forman parte de esta amalgama que presentó la compañía Nueva Comedia en el malagueño Teatro Echegaray.

El ritmo de los diálogos resulta algo ingenuo hoy en día, debido a que estamos ante otra época, otro teatro y debido a la fidelidad de la adaptación. La utilización de los apartes es lo mejor de esta propuesta; hablan con el público, entran y salen de los personajes con sugerente ruptura, hasta el punto de que uno de ellos ironiza sobre el particular y sobre la convención y reglas del teatro. Interesante la actriz que hace de público y dialoga con los actores; es un acierto que convierte, a partir de ese momento, a los espectadores en cómplices de lo que sucede en escena.

En 'Realidad' se trata el tema de la infidelidad femenina con cierto sentido del humor y detalles de elegancia discursiva. El cambio de personaje, de Federico a Orozco, que se ejecuta a la vista mientras una natural y convincente Fiorella Faltoyano en vaqueros aclara que se trata del mismo actor pero que ya no es el amante sino el marido, dota de cercanía, chiste y contemporaneidad a la propuesta.

Pero, en resumen, poco humor destila este collage de obras de Don Benito. Un indicio está en la parte en la que uno de los personajes dice a otro que el monólogo es muy largo y bromea con lo melodramático de la situación, pero de este hilo no se ha querido tirar mucho, supongo que para no ironizar con el universo de Galdós. De hecho el momento más jocoso fue cuando Fiorella Faltoyano, para explicar qué es un móvil dice "...a veces suenan en las representaciones teatrales."; y es que acababa de sonar uno en la grada, momentos antes. Quedamos con la duda de saber si  se debió a la rápida reacción de la actriz que improvisó sobre la marcha o simplemente fue una coincidencia.

"Doña Perfecta" constituyó, con todo, la pieza más amena, donde los tres actores estuvieron más compenetrados y divertidos. Y donde el juego escénico preponderó sobre el texto. Fiorella Faltoyano estuvo muy ágil en sus evoluciones y, el cuadro de actores, con una dicción perfecta, solventó esta parte con ritmo y algo de desparpajo.


En 'Tormento' lo mejor fue la dicción y la declamación, pero esta última parte está resuelta con poco movimiento escénico; apenas si se usa el fondo del escenario y las interpretaciones son muy frontales. Cristina Higueras, de narradora, sube por las gradas para seguir contando la historia pero se queda en mero apunte; fue un detalle refrescante y de agradecer, solo que tampoco se quiso tirar más de este otro hilo. Hubo un pequeño momento singular cuando la misma actriz saca un cartel donde se podía leer "...Al día siguiente..."; detalles así podrían dar más interés a la obra. En cambio, cosas como que Higueras esté con los brazos cruzados mientras narra, enfrían al espectador que además, tenía ante sí la parte más prolija y lenta del espectáculo; hasta que por fin, después del largo enredo, el indiano se lleva a Amparo a Burdeos para goce del respetable.

Por otra parte, el montaje tiene cierto sabor pedagógico, de taller o de escuela de teatro y, en cuanto a la propuesta escenográfica, no se da en ningún momento un tercer espacio para que se encuentren los personajes de diferentes épocas, cosa que se podría conseguir, por ejemplo, con un simple cambio en la iluminación y en las claves interpretativas.

lunes, 29 de marzo de 2010

Tomás García como gato en la luna


Crítica de música / José Antonio Triguero
world music-flamenco

Las fotos son de Daniel Pérez TC

Lugar: Teatro Echegaray, jueves 25 de marzo de 2010
Concierto: Un gato en la luna

Formación: Tomás García: Guitarra y coros, Mariano Pollet: contrabajo y baby bajo, Manolo Trigo: percusión, cajón congas, clave, platos y tinaja, Toni Bárbara: saxo y flauta, Nuria Martín: cante y palmas, Yaylin Beltrán: coros y palmas.

sábado, 27 de marzo de 2010

El Junco


Crítica de Flamenco / José Antonio Triguero
Flamenco viene del sur. Por un sueño
Fotos: Braojos


Lugar: Teatro Cánovas, Miércoles 24 de marzo de 2010
Bailaores: Juan José Jaén "El Junco" y Susana Casas
Bailarín: Juan Carlos Guajardo
Guitarras: Keko Baldomero y Juan Carlos Berlanga
Cantaores: David Palomar y David "El Galli"
Piano: Ale Romero
Percusión: Roberto Jaén
Dirección y Dramaturgia: Javier Marín


Sones a compás abren, amplían y redondean esta pieza de arte escénico flamenco."Por un sueño" es un espectáculo lleno de fantasmagorías, de presencias, de intuiciones y de claro oscuros. Los músicos permanecen en sombra casi toda la obra como la llama sonora que emerge de las profundidades. Un mano a mano se establece entre el bailaor y "la creatividad" representada con formas femeninas por la elegante bailaora Susana Casas. Melodías al piano y cuadros pictóricos en movimiento, tanto en el escenario
como en la proyección, estremecen al espectador a lo largo del periplo.
El sentido de lo ritual se establece con naturalidad, con ritmo teatral y cuidadas coreografías que brindaron momentos de mucha alma como en la soleá que "El Junco" interpretó con estilo y duende. La seducción y el desencanto también fueron tratados, el romance, la búsqueda, la creación como enamoramiento y desencuentro. Y todo interpretado desde el mismo baile flamenco, sin apostura y con gran versatilidad y sentido.

La división de espacios también ha sido un gran acierto. Delimitado por la iluminación, que ese día parecía ir a destiempo, el escenario describía zonas de riesgo y de seguridad, de trasiego y de pausa, de soledad y de sentimiento.


Un demiúrgo incansable cruzaba la escena rompiendo la armonía del bailaor, provocando el alejamiento de la creatividad. Quizás, las trabas que el mundo impone a la labor artística son representadas aquí por una especie de sombra endemoniada que mueve al desencanto, al abandono de la inspiración. Un personaje de difícil composición que se mueve entre lo clásico y lo contemporáneo, fuera del código flamenco pero que arrancó pellizcos irreverentes, como cuando rompe una guitarra y la deja encajada en el respaldo de la silla. Muy bien resuelto por el bailarín Juan Carlos Guajardo, a quien también pudimos ver en "Las cuatro estaciones" de La Tarasca.




Han sabido conjugar los elementos a la perfección sin que "Por un sueño" pierda hondura. El Junco tiene una verticalidad imponente y una contención asombrosa en un flamenco, el reto de convivir con esa especie de Puck malvado lo saldó con sobresaliente. Cuando "el mortal" -que así han dado en llamar al personaje sombrío- ata con la cuerda al bailaor y en el momento de la farruca, llegamos a un clímax de mixtura artística difícil de ver en los escenarios. El momento de los fandangos con las texturas proyectadas es de gran importancia, da lugar a un momento de inflexión donde el bailaor está a punto de acabar con todo pero decide bailar. "La creatividad" y "el mortal" le observan.


Los solos de la bailaora, que protagonizó uno de los momentos más emotivos junto a David Palomar, fueron sugerentes pero el taranto lo bordó; tiene mucha gitanería, también en los tangos donde derrocha gestualidad.






Otros momentos a resaltar fueron el solo que hizo el Junco donde sonidos, palmas, palmoteos en su propio cuerpo, silencios por bulerías, taconeo, compás y soniquete de rasgueo sordo de guitarras enseñaron la cantidad de registros que atesora el artista. O las alegrías interpretadas por Susana Casas con mantón y bata de media cola gradada en azul. Lució tesón y fuerza dejando de lado una interpretación del baile más clásica, blanda y almibarada.

jueves, 25 de marzo de 2010

Las cuatro estaciones


Crítica de teatro / José Antonio Triguero
Las cuatro estaciones 


Lugar: Sala Gades, 21 de marzo 2010
Obra: "Las cuatro estaciones" de Vivaldi
Compañía: La Tarasca
Músicos: Rafael Arregui, Isaac Peña, Rafa Torres y Joaquin Calderón.
Bailarines: Susana Román, Lucía Madrid, Dani Pinelo, Mirko Vullo, Leticia Gude, Juan Carlos Guajardo y María José Villar


Coreografía: Pilar Pérez Calvete
Dirección y puesta en escena: Ramón Bocanegra 



El planteamiento de esta propuesta es clásico en cuanto a la búsqueda de simetrías y armonías en el conjunto. Dos bancos y dos farolas enmarcan la acción que se desarrolla en una estación de trenes, metáfora de la mudanza, del cambio y del tránsito que es la propia vida.

La entrada de los músicos conforma el primer gag amable de esta "comedia bailada"; con los primeros acordes medio en broma de los cuatro músicos y el golpeo de baquetas en el suelo se inicia el viaje, en tono de farsa mágica, por "Las cuatro estaciones" de Vivaldi. Después de tararear alguna melodía de la pieza y acompañarla con desafine humorístico a base de acordeón, contrabajo y violín -más las baquetas inquietas que pasaban del suelo al banco y de éste a la farola- y el número de la gorra puesta en el suelo, con sus gestos acerca de que no pasa nadie por lo que  la gorra está vacía, ocupa su lugar detrás de los bancos, al fondo del escenario, un sexteto de jazz que lució con dignidad como grupo de actores y brilló en su versión del gran músico barroco.


El mago y su ayudante hacen de maestros de ceremonias y las maletas que aparecen, desaparecen y se intercambian brindan el sello viajero de la obra. Una anciana vive en la estación y ha visto pasar muchas primaveras, una dama espera la ocasión para enamorarse, el hombre de negocios no tiene tiempo y pasa de un lado a otro atareado en sus viajes, una joven damisela que quiere vivir su vida y un joven inexperto experimentan encuentros y desencuentros.


El maestro de ceremonias entra con una maleta dando lugar a la presentación ágil de los personajes, es el encargado de provocar los acontecimientos. Entra la anciana con carrito, la bella damisela, la ayudante, el hombre de negocios, el joven y la dama, con maletas. El hilo de la presentación es la flor que el mago regala a la anciana y llega hasta la dama pasando antes por todos los demás. El primer paso a dos está remozado con sentido del humor, ternura y pequeños guiños de magia que se repartirán a lo largo de todo el espectáculo. La coreografía de los paraguas está muy conseguida, con excelente movimiento grupal, bien compensada en canon, pasos a dos y trío.

Los viajeros en su ir y venir, la anciana con su foto de cuando era joven, la chistera de la que sale nieve, el invierno; llegan los simpáticos estornudos con arreglos de jazz con toques funk, la coreografía de los pañuelos es muy divertida. Poco antes ha comenzado la primera relación entre el joven y la bella damisela de pelo rubio. La anciana hace un solo con su carro, recuerda su juventud, ella que está en el invierno de su vida. Los dos maestros de ceremonias hacen buena pareja, el hombre de negocios lanza miradas a la dama, la interpretación es refrescante y humorística; sin recurrir a aspavientos de teatro facilón y sin necesidad de texto, se pone el peso en el gesto surgido de la reacción y no como ardid ilustrativo. Esos gestos componen la danza, como por ejemplo cuando se desperezan o bostezan o con los estornudos, anteriormente. El solo de la dama tiene algo de revista aún con pasos de danza contemporánea, alusión a las pipas, sigue el romance pasajero con el viajante, se separan sus destinos, flechazo, la vida les hace seguir a cada uno su camino hasta que se vuelven a encontrar y sobran las palabras. Es un amor de invierno, la vorágine de la vida les atrapa, se escriben cartas...

Las flores que el mago hace caer de su chistera anuncia la primavera, el amor de primavera, el joven y la damisela, bailes colectivos, juegos, saludos en bella coreografía, corros, dos corros, alusión a los bailes populares, nuevo encuentro fugaz de la dama con el de los negocios, es muy bonito que se mantengan estas constantes, encuentros y desencuentros, la vida es así, conservamos en el recuerdo a quien no hemos podido amar; solo de la bella joven, sensualidad inocente, se quedó sola, aislada, con el recuerdo de su amor de primavera que vuelve con una naranja, el paso a dos de la naranja da lugar a que las otras parejas se enlacen también; la anciana, la sabiduría que permanece, reparte naranjas que los unen y ella se queda con una naranja, no tiene pareja, intercambian naranjas en un juego atractivo y la magia de nuevo cambia la estación, de la mano del mago sale fuego, guiños humorísticos de su ayudante; ¡el verano! ¡"Ay qué calor"! todos en corro alrededor de una maleta grande, idea de la mudanza, las vacaciones, todos meten sus ropas en la maleta y se van a tomar el sol, aire cómico casi de cine mudo, ...pero algo mágico muere, el tiempo va pasando, salen todos entristecidos y queda la anciana que saca la foto de cuando era joven, hace un círculo mágico de ramos de flores, se mete en la maleta, magia, los maestros de ceremonia despliegan una tela tras la cuál la anciana se transforma en una vital jovencita, se acaba el verano, todos con sus maletas en bañador, las tres parejas y ella joven hacen fila y se van de viaje; como colofón, nuevo guiño de los músicos para redondear y fin de una función feliz.

He de reconocer que no sé si el otoño está situado al principio, antes de que la nieve salga del la chistera o bien en este final. O tal vez, la anciana represente ese otoño de manera alegórica. Espero que algún día Ramón Bocanegra me lo aclare. Da la sensación de que se cuentan las peripecias de forma lineal y por eso uno trata de identificar cuando es el momento de cada estación. Opino que ésto no haría falta, pero en el espectáculo hay indicios que te animan a buscar un hilo cronológico. En todo caso se trata de una deliciosa y bucólica fábula que toma muy en serio al espectador de pocos años.

Galdos deconstruido en el Echegaray






Fotos: Braojos

Mañana, viernes 26 y el sábado 27 (21.00 y 20.00 horas respectivamente), el Teatro Echegaray recibe a Fiorella Faltoyano y Cristina Higueras y su nueva producción: "Galdosiana", "una deconstrucción de Fernando Méndez-Leite sobre la obra de Galdós" según ellas mismas explicaban esta mañana en rueda de prensa, después la intervención de Miguel Gallego por parte del Teatro. 


Fiorella Faltoyano abrió la presentación diciendo que prefería el renovado teatro al Cervantes "por el tipo de obra que es", más alternativa. "No es teatro al uso", remarcó. También expresó su cariño por este espacio ya que ella fue la madrina en la inauguración de su apertura. Lo que podremos ver este fin de semana, es una pieza basada en la creación novelística del autor de Fortunata y Jacinta que, según palabras de la veterana actriz "es un invento  para dar a conocer al autor". "El invento consiste en personajes de Galdós y personajes contemporáneos que dialogan" puntualiza Cristina Higueras, para después desvelar que el montaje "está orientado hacia el mundo de la mujer galdosiana y la mujer contemporánea". "El vestuario es fundamental para la obra", afirma. Vestuario de Javier Artiñano, quién también ha diseñado la escenografía. Las dos actrices comentan cómo las mujeres de entonces tienen un reflejo en las mujeres de hoy, de ahí la actualidad de una propuesta que, según ellas, respeta el lenguaje del autor canario y en la que, como es lógico se han efectuado elipsis para confeccionar la dramaturgia. 

Fue estrenada la obra en Las Palmas de Gran Canaria en el Teatro que lleva el nombre del escritor y tuvo muy buena acogida entre los aficionados ya que, según narraban, la obra tiene el espíritu de Benito Pérez Galdós aunque se ha potenciado el humor y la crítica social, elementos que se pueden encontrar en la lectura de sus libros. El encuentro de dos tiempos históricos diferentes se solventa con la utilización de un espacio escénico "minimalista y fuera del tiempo", en palabras de Cristina Higueras. Subraya Fiorella Faltoyano la dificultad de hacer varios personajes, por los cambios de vestuario y también "al no poder desarrollar un solo personaje en la obra" por lo que tienen que cambiar el chip en cuestión de segundos.


La compañía Nueva Comedia ya representó en el Cervantes sus anteriores montajes, "Agnes de Dios" y "La Calumnia" y ya tienen en mente otro espectáculo. Estas dos actrices y productoras no descansan y seguramente, la nueva obra se estrenará en el próximo Festival de Teatro de Málaga.

Sobre lo que veremos el viernes y el sábado, la compañia revela que es una pieza de inspiración "pirandelliana", que mantiene la riqueza del lenguaje para que un espectador del siglo XXI puede paladear los modos de hablar y escribir tan característicos del último tercio del XIX. “No es teatro de barba, sino teatro moderno sobre mimbres clásicos”, cuenta la propia formación teatral que ha intentado que el público de hoy comprenda a los personajes en el mundo en el que ellos vivieron, sin pretender acercarlos a la actualidad para no caer en anacronismos ilógicos. Y para ello han intercalado diálogos, monólogos y descripciones con distintos efectos escénicos, todo ello en un marco de libertad creativa dentro del cuál caben presencias impertinentes de personajes no galdosianos que con total impostura se introducen en las historias de aquellos otros que legítimamente se hallan en el escenario.



Vanesa Martin en el Cervantes




Crítica de Música / José Antonio Triguero
"Trampas" de Vanesa Martín

Fotos Daniel Pérez TC

Lugar: Teatro Cervantes, Domingo 21 de marzo de 2010

Disco: Trampas de Vanesa Martin

Músicos: Sergio Sancho Benito (director musical y guitarras), Alberto Miras (teclado), José Manuel Mena (batería), Arturo Ruiz (bajo), Francis Martín (percusión), entre otros.


El concierto de la malagueña Vanesa Martín despertó gran interés, tanto que las cámaras de Canal Sur estaban allí para grabar su próximo DVD. Entre las caras conocidas estaban el guitarrista José Antonio Rodríguez, Adelfa Calvo (nieta de la Niña de la Puebla), las Messtizzas y el "mocito feliz". Además una verdadera troupe de fans.

Sale al escenario con su guitarra en solitario y, entre aplausos, tarda en arrancar con el tema con el que abre su nuevo Cd con el título que le da nombre, "Trampas". La versión acústica en directo fue menos convencional que la del disco incidiendo en su imagen de cantautora de música ligera, exhibiendo una bonita cut away de cuerdas metálicas que deja oír su voz con nitidez, aunque con demasiado rever, y también los aplausos que se repetían en mitad del tema.

Entran los músicos y se atreve con arreglos de soul, pero la vena rockera de los músicos no deja entender la letra. A partir de ahí una sucesión de estribillos pegadizos, palmas y el batería demasiado presente al igual que los teclados durante todo el concierto. La manera de encarar el recital se me antojaba más propio de otro tipo de escenarios, la banda no hizo un concierto para un teatro.

La rumba soul dominó, además de un eco pop y de canción italiana, no en vano el disco se ha grabado en Milán. Había también algún deje funk, sobre todo por parte del bajo, pero seguíamos sin oír bien la voz y las letras. Pastora Soler, sin embargo, sonó con más claridad, aunque creo que los invitados no aportaron nada con su presencia más que el hecho de estar y provocar la locura en el patio de butacas y aledaños. La más discreta y profesional fue Chenoa que, por su estilo algo más sofisticado, no casaba demasiado bien allí. De hecho Vanesa debería diferenciar su estilo, más en la línea de "Aún no te has ido" del anterior disco "Agua", y no dejarse influenciar por "sus amigos" del top latin.

"Puedo llamarte" tiene un cierto aire a lo Laura PausiniSandro Giacobbe, aunque ella le dé un toque andaluz. Manuel Lombo entra después para hacer un dúo, entre el jaleo del público, a lo Ricky Martin o Marc Anthony de aquí. La verdad es que cada vez que entraba uno de los invitados rompía el concierto y lo vulgarizaban más.

"Si me olvidas", que en disco suena bien con los instrumentos en segundo plano, no se entendió nada. Así que volvimos a lo acústico con una rumbita del disco anterior, "El tren de la cordura", pero su voz estaba demasiado excitada con el ritmo impuesto y la dinámica de la voz no jugó, aunque sí lo consiguió con la guitarra. Tampoco los espectadores daban tregua.

Le tocó el turno a "Caprichoso", el segundo tema de Trampas, y se desataron los músicos, el montaje, los humos y la iluminación, reacción alejada de la intimidad de esta canción en el disco. Eso sí, el patio de butacas bailaba de pie.

"Rock-ambolesco" fue el descanso que se tomó Vanesa y que los músicos aprovecharon para tocar una larga versión de rock sinfónico. Sinceramente, creo que era de Pink Floid aunque no estoy seguro. La cuestión es que la exhibición constituyó un desenfoque más, pero por los cerros del Londres setentero. También hubo lugar para que Diana Navarro, digo yo que por los nervios de cantar una sola canción, calificara a Vanesa Martín como cantautora urbana. En fin. No sé yo si tiene mucho que ver la malagueña con Loquillo, Andrés Calamaro o Joaquin Sabina. Por cierto los gorgoritos copleros de la Navarro estaban metidos con calzador. Aún así, la canción que cierra el último disco "No matemos el tiempo" fue el tema más celebrado.

Con el Bonus Track "Perdiendo el equilibrio" trató de volver a la intimidad en plan acústico, esta vez sin la guitarra y acompañada por Sergio Sancho Benito. Y después, el torbellino Chenoa que, pese a su discreción -no habló ni palabra y se dedicó a cantar y saludar- levantó pasiones con todo el teatro en pié. Más tarde vendría "Aquí y ahora", intentos para que la gente participara más -por algo se estaba grabando un DVD del concierto en directo-, y despedida (el viejo truco del rock and roll).

Y el bis trajo el punto "de luxe", David de María, que a mí personamente me parece la sombra achatada de Alejandro Sanz; luego agradecimientos a todos, la presentación de los músicos, la grabación del videoclip de su próximo single "Déjame a mi", disparos de confeti y despedida emotiva. La verdad es que eché en falta que dijera algo sobre la presencia del maestro José Antonio Rodríguez o Las Messtizzas entre el público. Quizá fuera por evitar el compromiso de hacer lo mismo con el "mocito feliz". Mucho me temo que ha nacido una estrella. Suerte Vanesa en ese mundo lleno de peligros.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Androgina pero no ambigua


Crítica de teatro / Miguel A Barba
Una Celestina andrógina pero no ambigua

Foto: Miguel A Barba. La escenografía.

Lugar: Teatro Cánovas, sábado 20 de marzo de 2010
Obra: La Celestina de Fernando de Rojas
Compañía: Teatro Clásico de Sevilla
Reparto: Celestina, Roberto Quintana, Calixto, Nacho Bravo, Melibea, Alicia Moruno, Pleberio, Moncho Sánchez-Diezma y Alisa, Montse Rueda entre otros.
Diseño de Iluminación: Tito Tenorio
Asesor Musical: Rafael García

Dramaturgia: Alfonso Zurro
Dirección: Ramón Bocanegra




Cuando uno asume la tarea de hacer una crítica de un espectáculo, que no de criticarlo, se plantea la disyuntiva de cómo hacer para no caer en la demasiado extendida costumbre de “valorar el todo por las partes o las partes por el todo”.

Esta situación se manifiesta con la versión de La Celestina que proponía Teatro Clásico de Sevilla en el Teatro Cánovas. Creo que debo segmentar muy bien los diferentes componentes de este espectáculo para poder discernir lo bueno de los menos bueno y lo excelente de lo ramplón.

Así, si nos posicionamos en el inicio del proceso creativo (soslayando obviamente entrar en valoraciones sobre la obra original de Rojas) podemos apreciar una versión de Alfonso Zurro que, sin perderle la cara al clásico y a sus elementos cardinales consigue, a través de ciertos recursos narrativos y escénicos, una imagen restaurada del clásico, con ciertos aspectos modernizantes en su desarrollo. Al calor de esta deconstrucción del mito, el director Bocanegra, infiere una puesta en escena y un trabajo actoral notable, sustentado básicamente en una parte del elenco, que no de todo él.

Entre Alfonso Zurro y Ramón Bocanegra conciben un inicio de espectáculo en el que los personajes complementarios se constituyen en coro que, ante una buena elección y selección musical, usan del recurso lírico para complementar el texto narrado por un corifeo; en este papel no está mal y, sin embargo, en el padre de Melibea, pergeñan un final monótono, plano y abarquillado donde la tragedia se torna en deseos de que termine el monólogo de este personaje que, una vez comprobado su resultado en boca y manos de este actor, bien podría ser acortado.

La buena ambientación musical, a la que debemos sumar la buena y bonita voz de Montse Rueda y la buena adaptación de los actores a su cometido de coro, unida a una escenografía austera y bien diseñada, incidental y episódica, estructurada en retablos móviles, confieren buen ritmo a la obra sólo alterado en algunos movimientos escénicos y cambios de situación en los que, por error de coordinación entre el personaje que en escena habla y quienes en ese momento empujan los elementos del decorado, se producen pérdidas de texto y cortes en la narración. Nada que alterara la obra realmente, aunque sí un poco molesto para los actores.

La iluminación, sin ser demasiado preponderante e incluso en ocasiones pasar desapercibida, si consigue en algunas escenas una buena ilustración de la incunable "Tragicomedia de Calixto y Melibea", alternando sensaciones de retazos medievales y frontispicios renacentistas, gracias a los cambios de colores y a la incidencia y dirección de las luces sobre los arcos de medio punto movibles que eran organizados de diferente forma según las escenas. Este aspecto de transición o interregno se imbrica perfectamente con el original, dado que se trata de una obra escrita en pleno reinado de los Reyes Católicos, a caballo entre la Edad Media y el Renacimiento.

En cuanto al reparto, se pudieron apreciar tres partes claras en la obra, en función de qué actores se hallaban en escena: una primera con mucho movimiento actoral y de características corales, con muy buen ritmo, chascarrillos, rimas, comedia... donde los menos afortunados pasaban desapercibidos dentro del buen hacer grupal. Buena.


Una segunda en la que hacía su aparición Roberto Quintana que demostró clarisimamente lo que es un personaje andrógino, sin aspectos peyorativos, un personaje intemporal en el que no es necesario que un actor masculino trate de interpretar uno femenino o pretenda crear un archipámpano cargado de afectaciones que acaba por alabear, distorsionar, caricaturizar, desvirtuar y falsear la esencia del personaje. La Celestina no es mujer ni hombre, es la Celestina y ésta es Roberto Quintana. Sin artificios, socaliños ni fingimientos fuera de lugar. Fantástica.

Y finalmente una tercera, la trágica y dramática, en la que al perderse la presencia de Quintana y romperse la magia coral, el ritmo no solo decrece sino que conforme van muriendo personajes y las escenas recaen cada vez más y más en aquellos actores y actrices más desfavorecidos y desafortunados, artísticamente hablando, llega a hacerse realmente cansado y largo. Si se tratara de un película gran parte del público habría dicho que tenía un metraje excesivo. Un final en el que la parte más melindrosa y gazmoña corresponde primero a Calixto y Melibea, interpretados por actores monocordes que reproducen una escena de amor y dolor monótona y posteriormente un padre de Melibea que llora su pérdida a través de un monólogo uniforme y plano, carente de la más minima inflexión, modulación o expresividad. De regular a Mala.

Una lástima que el final se alargue tanto en estas circunstancias porque Zurro y Bocanegra y Quintana y otros actores y actrices desarrollan un buen trabajo que se ve un poco subestimado por ello, y se resiente dentro de la globalidad de la obra.

martes, 23 de marzo de 2010

Tucson-Habana



Crítica de Música por Jesús Solo de Zaldívar
“Tucson-Habana” Amparo Sánchez 

Las fotos son de Braojos



Lugar: Auditorio de la Diputación, sábado 20 de marzo de 2010
Formación: Amparo Mercedes Sánchez Pérez: Voz Solista y guitarra, Jorge Mestres Gasso: Contrabajo, Ignacio Arcarazo Barandiaran: Guitarra, Óscar Ferret de Querol Haynes: Piano, José Alberto Varona Saavedra: Trompeta, Caridad Rosa Varona Borges: Violonchelo y Carlos Falanga: Batería y Percusión.



Si alguien tenía dudas acerca de la nueva etapa en la carrera musical de Amparo Sánchez, seguro que se disolvieron tras el magnífico concierto que ofreció en el Auditorio de la Diputación de Málaga. Un cambio arriesgado y, en mi opinión, valiente; cambio que le ha llevado a variar todo su repertorio, tras doce años al frente de Amparanoia, hacia canciones más íntimas; con ritmo sosegado y con sonido brillante los temas fueron entrando suavemente por los oídos de los espectadores.

  
El sonido de un tren avisaba del viaje que íbamos a realizar. Con "Aquí estoy", la primera canción del disco, comenzó también este recorrido por sonidos fronterizos y caribeños que mostró casi todas las composiciones de este trabajo, además de algunas inéditas como el vals "Paraíso Flotante", "Tiene mi Cuba Colores" o "Mujeres sin Miedo".

Letras comprometidas para canciones bien interpretadas, acompañadas por excelentes músicos y una adecuada iluminación, que consiguieron gran fuerza con el continuo e impecable sonido de la guitarra de Ignacio Algarazo y algunos solos del trompetista José Alberto Varona Saavedra, en temas como "Sé que no sé o Corazón de la realidad"; este último dedicado a la Comunidad Zapatista de Chiapas. Otra dedicatoria casi obligatoria fue la canción "Tú vas a ser" para los miembros de Calexico, Joey Burns y John Convertino, que colaboraron en la grabación del disco y que al final no han podido acompañarla en la gira como estaba previsto.

En la última parte del concierto nos ofreció la cara más cubana del repertorio, con "La Parrandita de las Santas" -en la que echamos de menos la voz de Omara Portuondo presente en el disco-, la mencionada "Tiene mi Cuba colores" y "Un apagón en la Habana" con la que se despidió, después de cuatro bises, de un público entregado.

En resumen, uno de esos conciertos de los que sales con buen sabor de boca, un ambiente íntimo al que contribuyó el espacio del auditorio y sin duda la personalidad y la voz de Amparo que a los cinco minutos de terminar el recital, ya estaba junto a la puerta de salida dispuesta a hacerse fotos, firmar autógrafos y hablar con quien estuviera interesado.Gracias Amparo, y mucha suerte en tu nueva andadura.


Puedes oír la entrevista a Amparo Sánchez en Radio 3 con motivo de su presentación en Madrid.

Jesús Pastor Dance Project

Crítica de Danza / José Antonio Triguero
The seasons of the human being

Fotos de Daniel Pérez TC

Lugar: Teatro Echegaray, jueves 20 de marzo de 2010
Obra: The seasons of the human being (Las estaciones del ser humano)

Idea original, coreografía, escenografía y vestuario, textos, interpretación y dirección: Jesús Pastor
Compañía: HUMAN DANCE PROJECT

"The seasons of the human being" es un solo dividido en cuatro partes. Evidentemente corresponden a las cuatro estaciones. Comienza con un nacimiento en el que no se hace esperar una flor para dejarlo aún más claro. Los primeros compases en clave de danza en suelo, están enmarcados en un pequeño y cuadrado tapiz verde. La flor es simbólica y por ello, está falta de metáfora pese al paralelismo entre ella y los primeros años del ser humano. Otro tapiz verde largo y rectangular se descubre al otro lado de la escena, un camino de flores que termina en unos zapatos con calcetines dentro, signo inequívoco de que acabaríamos viendo como el ser nacido se vestiría y se pondría esos zapatos.

Hay que reconocer lo arriesgado de hacer un monólogo de danza, solventado con una gran demostración técnica y una concepción escénica soberbia. A partir de pocos elementos construye mundos certeros haciendo alarde de una estética y un buen gusto envidiables. Primavera, verano, otoño e invierno se suceden ante nuestros ojos de forma contundente. El compromiso de este creador con la danza es imparable en toda la representación. Pero la cosa es que con un punto de partida tan prometedor se podría esperar algo más de complejidad; el discurso narrativo está bien construido pero es demasiado fácil. Así vemos cómo se aplica de manera indecible mientras el espectador no hace el menor esfuerzo para entender lo que va pasando. Por eso cae en la utilización de tópicos y arquetipos poco sugerentes. Paradójicamente, su manera de plantear la danza tiene diferentes planos de lectura que no pueden seguirse con todo interés, a causa de los movimientos ilustrativos o acciones mimadas que utiliza; para definir la torpeza de los movimientos de un niño en la primavera o en las poses de discoteca en el verano, por ejemplo.

De todos modos, aunque hay que luchar contra ese carácter previsible del espectáculo, esta propuesta tiene cotas de muchísima calidad como la escena del autodescubrimiento o las transformaciones que el cuerpo del personaje va sufriendo a medida que crece. La mezcla de movimientos clásicos con evoluciones en descomposición de planos es realmente turbadora, así como su labor en el suelo. Latidos, vuelos, aprendizaje,... la edad juvenil nos traslada a una discoteca, símbolo del periodo de locura de esos años, donde los personajes imaginarios hacen pensar que la propuesta del verano es más interesante que su realización. A pesar de la buena ejecución de movimientos y el buen ritmo final de esa parte, por demasiado inteligible deviene en recreativa.


El otoño está representado por hojas secas. En esta parte se nota más su formación clásica, tal vez por ello, las zapatillas de ballet que calza. La madurez apunta también momentos de tropiezos con movimientos quebrados, acontecimientos de lucha, erosión de la vida, trazar la experiencia con nuestra sangre, la experiencia enterrada en hojas secas... Ahora la idea de madurar gana en equilibrio, placidez y seguridad para reconciliarse con el conocimiento de las cosas, para sobrevivir con ilusión. Camino que escogemos cuando ya está cerca el invierno. Como dijo Nietzsche "la sabiduría tiene algo de decrépito".

La nieve, lanzada desde el techo técnico, anuncia la última estación. La vejez, la enfermedad, la soledad son retratadas con precisión por Jesús Pastor. El vértigo de la proximidad de la muerte rodea al personaje y el bailarín ofrece la parte más cruda, las imágenes más impactantes. Sus movimientos se vuelven acerados; la deseperación, la no aceptación de este último tramo de la vida, se torna en resignación y al final la naturaleza sigue su cauce. "Nuestras vidas son los ríos que va a dar a la mar" que diría Manrique. Volvemos al principio, al embrión primero. Fuego y Agua. La única salida es renacer de nuevo. Morir para que otros nazcan. Pero este último nacimiento, que es un final formal para cerrar el círculo, lo convierte el bailarín en algo muy humano al repartir flores entre el público.

El sudor, la entrega, la respiración y los sonidos que su cuerpo provocaba en contacto con los materiales escénicos acaban por ser compartidos con este bello y último acto de amor; amor a la danza, a la vida y al ser humano.