Conclusiones contemporáneas
16 Ciclo de Música Contemporánea en el Teatro Cánovas
Quiero aportar mis últimas reflexiones después de escribir cinco entregas dedicadas a comentar algunos de los conciertos celebrados con motivo del 16º Ciclo de Música Contemporánea de Málaga en la sala Cánovas.
No me ha dado tiempo a asimilar ni a ver el alcance real de la gran responsabilidad que requiere esta tarea, aunque esa responsabilidad está asumida desde que decidiera hacerlo con todas las consecuencias.
He de ser coherente con mi propia visión, trayectoria personal y el enfoque que he querido ofrecer en mis anteriores escritos. Bien es verdad que he desatado alguna duda ofreciendo una perspectiva que se presenta algo insinuante sin determinar elementos tangibles, o dando vueltas alrededor de no se sabe qué .
No pensé nunca que debiera regirme por elementos totalmente razonables cuando de lo que estábamos hablando era de ARTE, ya lo advertí en las primeras frases del primer escrito. Sabía de lo que quería hablar y ésto no se ajustaba a medidas; aparte, en las medidas, siempre tiendo a pasarme.
Yo no me he sentido un simple espectador, por eso me he permitido sugerir algunas imaginaciones que no todos interpretan ni a todos interesan. Lo he querido así.
La música está cargada de mensajes. Es justo decir que cada cual traduce con su codicia lo que quiere traducir o le interesa o le imponen.
Es evidente que nada tiene que ver el pensamiento musical de Johann Sebastian Bach, Richard Wagner, Luigi Nono o Tomás Marco Aragón, aunque les una la tradición. La música para cada uno de ellos se mueve en una escala de valores diferentes, desde los parámetros matemáticos hasta la sublimación de Dios o elementos esotéricos. Para mi es también diferente, como para ti. La riqueza es abundancia.
Si yo pensara que no tengo nada que aportar, no hubiera aceptado dar mis impresiones públicamente. Sinceramente creo que mi aportación es subjetiva, no es clara ni puede serlo, también lo dejaba dicho cuando apuntaba a la creencia de una especie de revolución individual que se cocía en las profundidades y que todavía no está resuelta.
No puedo ser concreto porque la concreción está muy lejos de la imaginación.
No hay más que establecer conexiones que impliquen a las diferentes disciplinas artísticas para determinar que el ARTE irrevocablemente es algo que no cabe en la razón de los pobres mortales. También lo expresaba cuando hacía pública mi creencia de que lo que hacemos es solo extraer del catálogo infinito un modelo con vida propia y autosuficiente, pensamiento que curiosamente tenía coincidencias con algunas impresiones del maestro García Abril.
Nunca he tenido la tentación de pontificar, ya pontifican algunas circunstancias bastante. Tampoco pretendo aclarar u ofrecer luz sobre lo ya dicho, dicho está con su matiz opaco, no es mi especialidad el aclarado.
Cuando me he sentado a escuchar cada concierto, la que se veía afectada era mi propia sed, la del combatiente en su propia guerra, y así hablé de mi animal insaciado devorador y lo que repetía incesantemente.
Esa tendencia a la racionalización necesita reajustes. Imagínense ustedes que si fuéramos elevados no necesitaríamos la razón, la tendríamos.
No quiero decir ni una palabra más sobre mis conclusiones.
Quiero advertirles por ultimo, que si alguna otra vez osan leer lo que escribo, poseo un virus que cursa a través de la palabra con indiferencia, incomprensión, curiosidad y que a veces nubla la vista proporcionando grandes dolores de cabeza.
Advertidos están y no pienso curarme.
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