Kippenberger miró a Picasso
Museo Picasso
22 febrero-29 mayo 2011
José Manuel López Gaona
A veces estamos tentados de pensar que el pragmatismo nos suministra las mejores certezas. Y puede ser cierto. Kippenberger nos propone que el concepto es más importante que la narración. Este alemán del 53, que murió en el 97 (44 años de vida intensa), osa a pontificar. Desde las cavernas del Punk hasta las salas de la Saatchi Gallery, su obra es provocadora. Provoca ilusiones de conceptos estéticos mejor referenciados en el presente.
Su sapo crucificado solo puede desquiciar “a los que previamente ya estén desquiciados”, como he leído por ahí. Sublime la exposición, es toda una declaración de principios. Retratos notablemente ingeniosos, imágenes que proponen conceptos que surgiendo del punk “alcanzan las mas elevadas cotas de la nada”. Quiero decir que ya está bien de hablar de obras polémicas o propuestas confusas. Martin Kippenberger pinta, desarrolla una estética que muchos apreciamos, porque sugiere un cosmo alejado de aterciopeladas sensaciones estéticas que difícilmente resisten su comparación con la realidad. No vivimos en un mundo tan "ordenadamente estético". A cada momento vemos circunstancias que lo agrietan y estos artistas nos las manifiestan.
Particularmente interesante los pósters y demás afiches colgados a la entrada de la exposición temporal. Nos ofrece ese universo que podrían ser las referencias estéticas de tantos y tantos, que a falta de tener algo mejor, son excluidos por un sistema económico que los descarta de un trabajo digno, de unas pensiones futuras o aquello de los sex Pistols: “No future for you”. Recordáis lo de: Dios salve a la reina y su Parlamento fascistas… porque como no los salve Dios. Pues en esta línea interesante va la obra de Martin.
Creo que detrás de ese expresionismo, tan alemán, sobresale un uso del color sin el menor interés en eso, en el color; es una frivolidad. Importante es lo que quiero expresar, impresionar. Decir lo que quiere, una inmisericorde sensación de si mismo e intentar hacer algo para expresarlo.
Una nota negativa: Los videos que tambien componen la exposición, son muy difíciles de ver. Quizás haya que ir predispuestos a tirarse varias horas de pie, e incómodamente, ir mirando hacia una pantalla, enclaustrada en una mesa, y ponerse unos auriculares, para seguir el documental. Yo no lo hice, soy muy escrupuloso.
Los conceptos que nos propone Kippenberger son actuales. El Museo se ha vuelto a cubrir de gloria organizando este evento, propuestas artísticas muy actuales.
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