CASA INVISIBLE, MÁLAGA
C/ Nosquera 9 y 11
Título: Las semillas de las piedras.
País/ duración: Colombia/30 minutos.
Realizador: Octavi Royo
Texto: Jose Manuel Lopez Gaona
La Risa como terapia, para olvidar la guerra.
En Colombia hay una guerra atroz. Muchas personas mueren victimas de la violencia. Un grupo de voluntarios españoles realizaron un documental para contar lo que ocurre. Eligieron la comunidad de paz de San José de Apartadó. Se plantean llevar por el mundo la voz de estos indígenas civiles, en medio de una guerra de militares.
A lo largo de 30 minutos de imágenes cercanas a la estética europea, nos muestran el trabajo de los españoles con la comunidad, “Niños que se ríen, los de allí se ríen, te demuestran amor, afecto. Aquí, nuestros niños no se ríen igual”.
El título del documental “La semilla de las piedras” recuerda la serie de piedras de colores, donde se escriben los nombres de los habitantes de esta comunidad que van siendo sistemáticamente asesinados. Nos cuenta el documental que, al Gobierno del pasado presidente Uribe, no le gustaba este tipo de poblamiento de su territorio. La experiencia de Bolivia hace desconfiar de la organización autónoma de los indígenas.
En estas comunidades, se reúnen personas perfectamente integradas con el medio en el que viven; no aceptan guerrilleros ni militares regulares, no participan en ninguna de las partes. La organización piramidal de estos comuneros llevó al poder a Evo Morales. Los gobiernos latinoamericanos han aprendido la lección: cuidado con los autónomos. Y es por ello que, tanto los paramilitares como los regulares y las guerrillas, asesinan sin piedad a estos ciudadanos, aunque se escondan en los lugares más recónditos de la selva Colombiana. Por cada persona que es asesinada, sus vecinos pintan su nombre en una piedra, pintan la piedra de un color muy vistoso y la ponen, junto a tantas otras, en un lugar preferente de la comunidad.
Parece ser que allí hay una fuerte presencia de ONGs; por ejemplo, Amnistía Internacional. Confieso que, a ratos, me pareció el reportaje de unas vacaciones de turistas de alto riesgo, aunque seguro que estoy siendo injusto con estos jóvenes que están mostrando al mundo este genocidio. Y una ventana es una ventana.
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