Por Pedro Barrientos
Fotos: Rafael Galán y Jorge Dragón
Teatro Echegaray
12 de junio
Dirección: Rafael Torán
La madre: Asun Ayllón
La hija: Irene Sánchez
El hijo: Juanma Fleta
El jardinero: Gilen Xabier
El pasado Domingo 12 de Junio, fui abducido hacia el Echegaray para enfrentarme a “Manual de Bricolage” de nuestro admirado paisano, el genial dramaturgo Miguel Romero Esteo.
En estas páginas, ya se dio debida cuenta de este trabajo presentado por la compañía Teatro del Gato que dirige Rafael Torán.
Quiero complementar llamando la atención a lo más incisivo, eso que te queda en la memoria después de asistir a este enjambre de inteligencia elaboradora.
Marcadores aparecen al haberte saciado de algo, que en principio no sabes de qué nutrientes se compone.
El arte vital , ese poderoso caudal que arrasa, noqueando visión y conclusión , traza ciertos vectores, señalando sólo para obstaculizar los espacios llanos de un tiempo posterior, necesarias concatenaciones de cosas, que se vuelven muy gratificantes, llenas de comprensión y sensatez cuando se han digerido. Antes dispepsia.
Seguir a Romero Esteo es como abrir la puerta de la desprotección, desnudez que lleva a la seguridad de aceptar nuestras condiciones naturales. Cualidades de amplio rango, desde la sensualidad primaria, impulsos puramente carnales y disertaciones del nivel profundo de las ideas.
Aquí no se escatima libertad de pensamiento y obra, a sabiendas de poder herir al necio.
Enfrascado en una apariencia comediante, reparte tortas a diestro y siniestro; muy pocos se dan por aludidos. Esta es una de las paradojas de la convicción del artista, “les meto unos sopapos, y encima se ríen”.
Pude comprobar como cada uno de nosotros, de los que estábamos allí , podríamos ser cualquiera de los personajes. Esto es , “on stage” : retrato o espejo puesto a posta , a ver si alguien osa gritar.
Poner en entredicho la integridad, llena de secretos, es lo más asiduo que ocurre en nuestras proximidades tan interiores.
Hacer de nuestras “debilidades” los placeres más sublimes y los motivos, motores.
Me gustó la escenografía y la forma velada de situar la acción en una especie de caverna, esa donde vivimos todos, con grandes ecos, atronadoras goteras que erosionan nuestras vidas con pertinaz tesón, oscuridades que hacen opacos nuestros pensamientos y formas de sentir.Nuestras grandezas quedaron reducidas a escombros, en una ventolera de estereotipos de comportamientos humanos, tan nuestros , tan arraigados, como lanzas certeras.
Toda una lección de puntería, mente amplia, libre , como debe ser su trayectoria natural.
No estaría de más emprender un viaje “introproyectado” para destruir la mierdecilla de nuestras apariencias, esas que nos hacen diminutos, y que nos obligan a saludar sonriendo en los hall de los escenarios a donde nos van a vapulear.
Luego, con decir “¡me ha encantado la función!” basta.
Mientras íleon , yeyuno y ciego reptan por el suelo siguiendo nuestros pasos. Toda una pasarela de casquería vestida de actualidad.
Así es, lo he comprendido perfectamente , querido Esteo, lo has bordao.
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