martes, 26 de octubre de 2010

Un Cervantes del siglo XXI

Tan de ayer como de hoy
Por Miguel Ángel Barba

EL COLOQUIO DE LOS PERROS

De Miguel de Cervantes
Teatro de La Abadía

Versión: Arsenio Lope Huerta y Fefa Noia
Elenco: Quique Fernández, Óscar de la Fuente, Jorge Martín y Almudena Ramos
Dirección: Fefa Noia
Lugar: Teatro Echegaray, 15 de octubre de 2010

A Cervantes le sienta bien este siglo y, gracias a la adaptación hecha por Arsenio Lope y Fefa Noia, no pierde un ápice de vigencia. Este análisis crítico de la sociedad y de la especie humana, desde una perspectiva canina que firmaríamos más de uno, no es tan diferente del que se pueda hacer ahora. Ésta es la base de las grandes obras: su coetaneidad, su contemporaneidad.

Tiene un aire de entremés o de novela corta picaresca, pero es en realidad una de las llamadas Novelas Ejemplares del genio madrileño a la que títuló asíNovela, y coloquio, que pasó entre Cipión y Berganza, perros del Hospital de la Resurrección, que está en la ciudad de Valladolid, fuera de la puerta del Campo, a quien comúnmente llaman "Los perros de Mahudes" .


Cuenta con una escenografía dotada de gran colorido por las múltiples sillas de diferentes formas y tamaños distribuidas por él y un segundo plano en alto desde el que se desarrollan gran parte de las salidas y entradas en escena. Éste posee dos puertecitas inferiores que ayudan en el juego de los mutis. Las sillas suponen a su vez un gran apoyo dramático a los actores pues propician muchos mecanismos y resortes a la dramaturgia, como en los cambios de personalidad, al tiempo que articulan un movimiento escénico dinámico.


En el plano actoral destacar la interpretación de Óscar de la Fuente en el papel del perro Berganza, quizá el más avezado y curtido sobre las tablas y la dirección ejercida por la directora gallega, que evita las extravagancias y el histrionismo en las escenas en las que hubiera sido fácil caer en ellos.
También es justo reconocer que hay diferentes momentos en que el ritmo de la obra decae y se producen ciertos lapsus y silencios retóricos. Aunque es de agradecer que en la escena en que se canta la canción entre el público y se reparten flores no se caiga en actitudes "cirqueras" y se mantenga una tónica de momento de comedia y nada más, lo cuál permite recuperar con naturalidad la cadencia hasta entonces desarrollada.

Es de destacar el recurso empleado en la obra para, a modo de metáfora, simbolizar el cambio de dueños y el ir pasando de mano en mano, etapa a etapa. Una caja que, cada vez que se abre, contiene otra, cierra una historia y abre otra, hasta dar con sus huesos en el hospital en el que concluyen su peregrinaje.
En general un buen montaje aunque algunos de los actores necesiten un poco más de rodaje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario