“CLARINETES Y ARLEQUINES” en el MIMMA
Una crítica de Miguel Ángel Barba
viernes, 21 de mayo
Santiago Martínez Abad: Clarinete soprano y Clarinete Bajo
El viernes 21 de mayo el Museo Interactivo de la Música de Málaga acogió un concierto muy especial del clarinetista Santiago Martínez Abad titulado “Clarinetes y Arlequines”. Especial en cuanto a que, al salir de la esfera del Conservatorio de Musica de Málaga y poco más, es muy difícil encontrar espacios donde dar a conocer la música, los músicos y los autores contemporáneos autóctonos.
Realmente, tras el festival de Música Contemporánea desarrollado en el Teatro Cánovas este invierno, poco hemos conocido que se haya hecho en Málaga en este sentido. Ya digo que sin contar las actividades habituales del conservatorio. Probablemente sea debido a que, al ser música minoritaria, no se encuentran con facilidad salas, ni cauces adecuados para publicitar los conciertos.
Nos encontramos con un repertorio y una exhibición poco común cara al público generalista: un concierto de clarinete y música electroacústica. Esto promete.
El concierto contó con dos vertientes bien diferenciadas. Por un lado, estuvo dedicado a la colaboración entre el intérprete y compositores andaluces con el fin de ir creando poco a poco un casi inexistente repertorio para este instrumento en nuestro país. Por otra se optó por una parte de repertorio más internacional y, en parte, ampliamente contrastada. En ambas, Santiago enhebró perfectamente las dos vertientes, produciendo un todo variopinto y con los ingredientes repartidos con acierto.
Comenzó el concierto con una obra de Wayne Siegel, músico estadounidense afincado en Dinamarca, compositor free-lance con grandes influencias minimalistas así como folk, que ha trabajado componiendo, entre otros, para Kronos Quartet, Evelyn Glennie o los percusionistas daneses Safri Dúo. Su creación, “Jackdaw” (grajilla en ingles, un ave de la familia de los córvidos) desarrollaba una partitura de clarinete bajo a partir de una grabaciones de sonidos de corvidos procesados posteriormente y usados como parte importante de la misma. Un trabajo muy interesante con secuencias muy minimalistas y acercamientos brillantes entre las tonalidades del instrumento, los sonidos del ave y los efectos electroacústicos empleados. Muy buena técnica, por momentos virtuosa, la de este experimentado y viajado clarinetista, que ya desde 1992 ha tocado y estudiado desde Amberes hasta Kürten pasando por Valencia, Córdoba o Castellón.
A continuación nos acercó a una compositora afincada en Málaga, aunque algecireña de nacimiento: Diana Pérez Custodio. Esta jóven y prolífica compositora, que actualmente ocupa la cátedra de Composición para Medios Audiovisuales en el Conservatorio Superior de Música de Málaga, necesitaría un espacio aparte para desplegar su currículum, lo cual no deja de sorprender debido a su juventud y al desconocimiento general que tenemos en nuestra ciudad de nuestros propios valores.
De esta autora de libros, partituras, estudios y ensayos, concertista y profesora interpretó Martínez Abad su obra “Por Abrir Acantilados”, estrenada por él mismo el Jueves 29 de abril en el Salón de Actos del Conservatorio Profesional de Música Gonzalo Martín Tenllado de Málaga. Sugerente título de una no menos sugerente partitura con una potente sección electroacústica que rezumó humedad y, a veces frío, y que en más de una ocasión sugería movimientos de pequeños seres acuáticos, debido al castañeteo sobre las llaves del instrumento que ejecuta el músico. Fue curiosa la sensación de creer oir sonidos grabados de ballenas y delfines y que posteriormente la propia autora me comentara que no era la única persona a la que le había sugerido lo mismo; eran los sonidos del clarinete. Bueno, eso es acertar con el trabajo de la partitura al recrear atmósferas que evocaran a los fondos marinos y en la interpretación que de ella hace el músico.
A continuación, Martínez Abad estrenó la obra “Desaparecido en el Mar del Aral” de José Antonio Ariza. Una creación basada en las problemática ecológica, social y de salud generada por la pérdida paulatina de dicho mar. La atmósfera electrónica estaba bien engarzada pero se echó en falta algún tipo de cambio, ya fuera de sonoridad o musical propiamente dicha.
A lo largo de la primera parte Santiago usó exclusivamente el clarinete bajo dejando para la segunda el clarinete soprano.
Esta segunda parte estaba inspirada en obras en las que hay un personaje recurrente: el arlequín. Así, comenzó con una obra de Louis Cahuzac, clarinetista y compositor francés, titulada “Arlequín”, que podría ser calificada como verdadero divertimento. Posteriormente abandonó el escenario dejándonos con una pieza para electrónica sola de la sevillana Reyes Oteo, que no dejó indiferente a nadie. La enorme capacidad rítmica de “La oveja del pie azul” obligó a muchos asistentes a moverse a su tempo. Los niños asistentes bailaban abiertamente y estoy convencido de que si más de uno no hubiera estado con el chip de concierto de música seria, se habría lanzado con algunos pasos. Por momentos el endiablado ritmo contenía enormes sonoridades gemelas del techno. Ciertamente, si Santiago quería preparar al público para lo que venía después, lo consiguió.
Tras la audición de esta pieza, volvió con un nuevo atuendo, más adecuado para la última de las obras: “El pequeño arlequín”, de Karlheinz Stockhausen, importante compositor alemán ampliamente reconocido por sus obras de música electroacústica, música aleatoria y composiciones seriadas. En esta interpretación el clarinetista hacía contrapuntos rítmicos con los pies, bailaba una coreografía, realizaba gestos cómicos, prospectaba el espacio escénico en su totalidad, llegando a tocar en casi todas las posturas y lugares del escenario y la sala.
En ocasiones el músico hacía verdaderos alardes físicos, como mantener notas prolongadas o hacer ligados al tiempo que los ejercicios físicos que desarrollaba hubieran dejado sin aire a cualquier mortal. El programa nos decía que: “llevaba al músico a nuevos límites en su concepción de la interpretación por la exigencia, fluidez y flexibilidad requeridas”. Efectivamente en esta obra Martínez Abad mostró buenas dotes interpretativas, a la vez que la requerida flexibilidad y fluidez. Al finalizar el concierto felicité a Santiago Martínez indicándole que me parecía que había sido sometido a un esfuerzo físico impresionante. Y estoy convencido de ello, no veo a muchos músicos interpretando esta pieza.
En ocasiones el músico hacía verdaderos alardes físicos, como mantener notas prolongadas o hacer ligados al tiempo que los ejercicios físicos que desarrollaba hubieran dejado sin aire a cualquier mortal. El programa nos decía que: “llevaba al músico a nuevos límites en su concepción de la interpretación por la exigencia, fluidez y flexibilidad requeridas”. Efectivamente en esta obra Martínez Abad mostró buenas dotes interpretativas, a la vez que la requerida flexibilidad y fluidez. Al finalizar el concierto felicité a Santiago Martínez indicándole que me parecía que había sido sometido a un esfuerzo físico impresionante. Y estoy convencido de ello, no veo a muchos músicos interpretando esta pieza.
Mientras se desarrollaba la obra los niños y niñas presentes bailaban y reían, dando ejemplo de cuál es la forma de interesar a las generaciones venideras por la música e iniciarlas en estilos, ciertamente complejos para esas edades.
Muy interesante el concierto y enormemente productiva la propuesta. Ya solo es necesario que funcione la simbiosis publicidad-público y que se logre atraer a más personas a este tipo de eventos que están ayudando a dar a conocer, poco a poco, a nuestra cantera de músicos y compositores. Hay mucho talento por descubrir.
El Músico
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SANTIAGO MARTÍNEZ ABAD comenzó su formación como clarinetista en el Conservatorio Profesional de La Vall d’Uixó, Castellón, y los finalizó en el Conservatorio Superior de Valencia en 1.989. En 1.992 se traslada al Real Conservatorio Flamenco de Amberes (Bélgica) donde estudia clarinete y clarinete bajo con los solistas y profesores W. Boeykens y J. Guns respectivamente. Desde entonces continúa participando en cursos de perfeccionamiento con maestros como H. Deinzer, W. Boeykens, J.E. Lluna, C. Bradbury, E. Pérez, J. V. Herrera, J.L. Estellés o A. Damiens, entre otros.
Ha sido profesor de clarinete en diversos conservatorios profesionales de música, desarrollando su carrera actual en el Conservatorio Profesional “Gonzalo Martín Tenllado” de Málaga.
Ha actuado con la Orquesta Nacional de España, la BRT-Philarmonisch Orkest y la Orquesta de Córdoba, efectuado grabaciones para Radio 3-Clásica (BRT) de Bélgica, colaborador de revistas musicales especializadas y desarrolla una amplia actividad musical con diversas formaciones camerísticas entre las que destacan el Dúo Marhel, flauta y clarinete, y el Mensur Ensemble.
Nuevamente, por un instante, me he sentido transportada de la mano de JA. Triguero, al lugar de los hechos...La primera vez fue el dia del estreno, desde Sevilla.
ResponderEliminarUn acierto por parte de SANTI MARTINEZ ABAD, la osadía de experimentar con formas y sonidos diferentes y, de hecho, transmitirlos al oyente...
Por parte de la crítica, agradecer la BELLEZA en los detalles al describir cada una de las piezas musicales.
Mi mas cariñoso saludo,
Mª JESÚS ABAD I BUENO.
Estimada amiga, muchas gracias por lo que me toca, pero yo solo he sido el editor de esta entrada, el autor de lo escrito es Miguel Angel Barba López.
ResponderEliminarLo sé, José Antonio, lo sé...me di cuenta después haberlo enviado... y pido disculpas por ello..
ResponderEliminarAGRADEZCO la crítica, esta vez a MIGUEL ANGEL BARBA Y CORROBORO TODO LO DICHO HACIA SU PERSONA...
A TÍ, -Y SIN DESMERECER TU APORTACIÓN- POR HACERLO LLEGAR A MIS OJOS, mi agradecimiento.
Estos errores nos hacen caer en la cuenta que tot@s estamos entrelazados y que la cooperación es VITAL!