miércoles, 10 de marzo de 2010

Los locos de la Zaranda


Crítica de teatro / Maite Serrano
Futuros difuntos

Lugar: Teatro del Auditorio, viernes 5 de marzo de 2010
Obra: Futuros difuntos
Autor: Eusebio Calonge
Director: Paco de La Zaranda
Actores: Francisco Sánchez, Gaspar Campuzano y Enrique Bustos
Compañía: La Zaranda, en coproducción con el Théâtre Sorano de Toulouse

Las fotos de la web de la compañia
La compañía de Teatro Inestable de Andalucía la Baja volvió a emocionarnos con sus seres esperpénticos, pues como afirma Paco de la Zaranda y director de la compañía, "los personajes habitan en la conciencia de quien los contempla". Tres son las criaturas de carne y hueso que deambulan por el escenario, ¿son indigentes? ¿son locos? ¿son desahuciados? Los tres se han quedado solos en el manicomio pero esperan alguna noticia a través de un altavoz. El regente de la institución mental ha muerto y el nuevo no llega, así que deciden mandar ellos, ser sus propios médicos. Disputan por ello y se crean dos bandos.

El texto de Eusebio Calonge, que en ocasiones resultaba demasiado presente (en los cambios escenográficos por ejemplo), insiste en los mensajes cargados de elocuencia en un mundo gobernado por un sistema de locos. A pesar de ésto, la iconografía que utilizan es única por lo que su belleza visual de espejos cóncavos remedia estas pausas.
Los objetos, en el teatro de La Zaranda, están cargados de energía, como los Maximones, santos sincréticos que son venerados por los indígenas de Guatemala y que son en algunos momentos, el centro de la escena. Los cuadros están presentados mediante una atmósfera que parece que se pudiera palpar. Un proceso en el que les ha ayudado la pintura de Velázquez y el buen hacer del iluminador.

El ceceo jerezano consigue ser universal en esta nueva propuesta de profunda poética teatral. La Zaranda es una de las marcas del teatro andaluz más reconocidas y con un estilo y estética más invariable. Sus trabajos son arriesgados y transgresores desde siempre, o sea que todo el mundo sabe lo que puede esperar de sus creaciones. La última, que ya pasó por Málaga, es 'Futuros difuntos', obra que parece suponer el comienzo de un nuevo ciclo. Es por ello que a los que esperaban más de lo mismo no ha llegado a satisfacer. Por otro lado, el expresionismo oscuro y el simbolismo de subsuelo se ha tornado estridente y desolador. Pero pienso que en el fondo no han cambiado, siguen siendo La Zaranda de siempre con sus disgresiones filosóficas y el entorno escenográfico que les caracteriza.

En sus treinta años de andadura, indagan sobre la humanidad y sobre lo humano por medio de sus personajes y de las situaciones límites que forman parte de su búsqueda. Utilizan un lenguaje popular y reincidente. Con esta nueva obra, los tres actores vuelven a regalar una magnífica interpretación al plasmar lo desolador que resulta vivir en continua tensión, con afanes de gloria y poder.

En definitiva, personajes perdidos dentro de un manicomio, encerrados en un lugar del que es imposible no sólo salir sino escapar. Mozart y Bach contribuyen a la oscuridad de sus vidas, recordando ambientes religiosos y Beckett pone el viaje a ninguna parte al servicio de una exhibición interpretativa masculina y desconcertante. Sin sentido, el espectador se pierde igual que los protagonistas de esta historia sin historia, locos sin amo en busca de un orden imposible. Los gritos y las situaciones extremas sirven de catapulta para la genialidad de los actores, que no escatiman en esfuerzo vocal ni físico y buscan el humor a través de paradojas crueles y lastimeras. "Lo que sobran son locos" se insiste en repetir. Y, en este ambiente desahuciado, nada permanece en ningún sitio, nada responde al poder o a las reglas, los cuerdos están ahí, en una locura infranqueable.

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