Magnífico fin de semana musical en el Teatro Echegaray (II)
¡Que Vivan los Músicos!
crítica de música/ Miguel A Barba
Las fotos son de Daniel Pérez TC
Si en mi anterior crítica hablaba del disfrute musical del viernes, el sábado 20 nos encontrarnos con Mastretta en plena celebración de su reciente premio al Mejor Álbum de Fusión en la 14ª Edición de los Premios que concede la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música.
Ni que decir tiene que la celebración fue por todo lo alto. El músico cántabro y su orquesta, que ya en julio recibieron el Premio al Mejor Álbum en la categoría de Músicas del Mundo, en la 1ª edición de los Premios de la Música Independiente organizados por la Unión Fonográfica Independiente, vinieron a refrendarlos y a demostrarnos el porqué de un año con tanto premio.
La charanga con que fuimos recibidos al inicio del concierto, entrando los músicos por una puerta lateral del teatro y situándose junto a las localidades, con un vestuario al estilo mafia total, mostraba claramente por donde se iba a mover el concierto y hacia donde querían llevarnos: lo festivo, el divertimento, la música popular... y la imbricación de todos aquellos estilos que marcan, tarde o temprano, a cualquier músico que se precie de serlo.
De entrada y como justificando el vestuario ad hoc, atmósfera de cine en la que por otra parte, Nacho Mastretta se mueve magistralmente. A lo Mancini, una de sus referencias musicales, o con tintes rítmicos de swing a lo Cole Porter.
A partir de ahí, cada pieza es una demostración de cada uno de los instrumentos y músicos que componen la banda, así como casi un homenaje a los mismos, dando principal protagonismo a cada uno de ellos con amplios espacios para la improvisación.
Y claro, cada instrumento se aproxima, conecta y se ajusta mejor a diferentes estilos musicales, con lo cual nos regalan ambientes latinos, aromas jazzísticos, aires de tango, ritmos balcánicos, cambios, contrastes, evocaciones diversas y de pronto, un piano pero con mayúsculas, Luca Frasca nos obsequia con una demostración que, partiendo de pequeños retazos humorísticos, nos lega unas escalas, melodías y acordes que nos arrastraron a una afasia temporal de la que solo salimos al derivar y derivar de la pieza, sumándose los demás instrumentos. Y sin comerlo ni beberlo nos encontramos de pronto en medio de un festival de rock and roll, con un potentísimo sonido basado en una batería y un bajo soberbios y en un piano que nos había secado la baba después de la demostración de belleza recién acabada, con otra demostración de poderío rítmico. Acompañados eso sí por un guitarra que, si bien no podría calificarse de sobrado de recursos, mas bien al contrario, un poco limitado (también con la mandolina), sí que tenía una muy buena capacidad de enganchar al público y sabía sustituir sus carencias con otras cualidades. En comentarios posteriores al concierto se decía: es un buen showman. Todo esto dentro de una misma composición - improvisación.
Tras esta exhibición de fundamentos y capacidades una pieza dedicada al saxo barítono y liderada por el mismo, nos arrastró de nuevo a la charanga y volvieron los sonidos populares y los músicos a tomar por asalto al público subiendo hasta las últimas localidades.
El público disfruta, los músicos disfrutan, se ríen, la música por momentos se vuelve circunstancial, el violonchelo y el bajo juegan y se solazan de forma fantástica y, mientras tanto, no nos damos cuenta y el tiempo ha pasado, estamos al final del concierto y no recuerdo que Nacho Mastretta haya dejado de moverse, sonreír, dirigir y bailar en ningún momento.
El primero de los bises, tras el pertinente largo aplauso, arranca a ritmo de locos años veinte, lo que parece un charleston de pronto es una bossa nova y por arte de los músicos acaba siendo un blues. Bueno, esto representa un poco la sinopsis del concierto, como el vademécum de la obra, constantes cambios de ritmo, de aires, de atmósferas, de instrumentos... todo un disfrute y todo didáctica musical.
Para terminar, Mastretta al acordeón y Pablo Novoa a la mandolina nos sumergieron en pleno París, junto al Sena, nos acompañaron junto a la banda a través de ritmos latinos, regresamos por la Toscana y, coincidiendo con las últimas notas del adiós, nos dejaron de nuevo a las puertas del Echegaray prometiéndonos más porvenires. Y nosotros prometiéndoles que estaríamos en su próxima visita a Málaga que, esperamos, sea pronto.
Enhorabuena Mastretta, esto va cada vez a más. Enhorabuena Echegaray. Enhorabuena Málaga.
Magnífico fin de semana musical.
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