jueves, 15 de julio de 2010

Nigromancia, Leyenda y Terral en Málaga




FESTIVAL de

VERANO

TERRAL
Fotos: Javier Braojos
Dr. John & The Lower 911
Teatro Cervantes
Martes, 13 julio
Dr. John: piano
David Barard: bajo
Herman Ernest III: batería
John Fohl: guitarra


Dicen los entendidos en “la cosa esta” que, para encontrar la raíces primigenias del blues, hay que remontarse a un día de agosto del año 1619, en el que desembarcó el primer barco cargado de esclavos negros en Jamestown, una localidad de la costa norteamericana en Virginia. Y que “el parto”, propiamente dicho, se produjo en las plantaciones de algodón, tabaco y maní, en los estados de Mississippi, Louisiana, Georgia o Alabama.




Otros cuentan que para sentir el blues, vivirlo y poder transmitirlo a través de la voz, la guitarra, el banjo o cualquier otro instrumento es necesario buscar la encrucijada de dos caminos en la que, según reza la leyenda, al sonar las campanadas de medianoche Robert Johnson le vendió su alma al diablo a cambio de su incomparable talento musical. Si lográramos encontrarla, de seguro que en lugar del mefistófeles que todos esperamos, encontraríamos a Malcolm John Rebbenack Jr., DR John, sentado al piano, con su bastón y su calavera, repartiendo “alma de blues”.


En “martes 13” el particular rito vudú de Dr John sometió al público del Terral en un trance blusero, para una vez más usarnos como medio de comunicación con sus deidades, en este caso con el objetivo de hechizarnos con su música.


Cuando todos esperábamos la salida del grupo, apareció John Fohl, guitarrista de la banda, al que le tocó ejercer de telonero. No sabemos si estaba previsto, si lo hacen en todos los conciertos y es una sorpresa o si fue debido a algún problema misterioso (no aparecía anunciado en ningún lado).


Durante más de treinta minutos él solo con su guitarra y su voz, nos deleitó con todo un recital y un repaso por las diferentes técnicas de fingerpicking, slide, diferentes afinaciones según los subpalos del blues que tocara, y como en un aula virtual, una selección musical que abarcó desde el blues más clásico y rural al rockabilly, pasando por el jazz más alegre de Lousiana con tintes twist y dixie, y algo de country y bluegrass muy poperos.

Versatilidad, feeling, virtuosismo, simpleza, templanza, todo en uno y con un nivel muy bueno como vocalista.


Pasamos de la decepción por que no aparecía el protagonista del concierto al, ¡pero bueno, de donde ha salido este pedazo de guitarrista! completamente desconocido para muchos de los que, medio llenábamos a duras penas el Cervantes.


A continuación, aparecieron The Lower 911: Herman Ernest III a la batería y animador de la ceremonia, incitador de aplausos, acompañamientos y puestas en pie diversas, Muy buen baterista, dominando todos los resortes del instrumento; David Barard bajo y voz (un manojo de nervios que no paraba de hacer cosas, tocar la pandereta, mover el micrófono mientras tocaba el bajo), muy bueno y buen cantante, más bien gospel y soul, pero con una profunda y agradable voz y el propio John Fohl a la guitarra y la voz.


Como siempre el protocolo manda, inician el tema y tas varios compases y vueltas sale el protagonista de la noche: con bastón y andares, no se sabe de si de no estar bien físicamente (pronto cumplirá los 71) o de exhibición de aquí está el mito. De todos modos, para alguien como él, se le tolera.


Los dos primeros temas parecían más bien de calentamiento, en el de inicio Dr John parecía rondar por tonalidades diferentes al resto del grupo y en el segundo tuvo ligeros problemas de acoplamiento al ritmazo del grupo, con aires afro-cubanos-latinos; sin problemas, el baterísta unas veces, el bajista otras, le esperaban o le aupaban cual ciclista rezagado del pelotón. Tras concluir este tema con una parodia del bajista de la marcha fúnebre todo fue ya perfecto, como un engranaje perfecto, lo cual no es baladí teniendo en cuenta que en algunos de los temas las disonancias o los cambiantes ritmos y contratiempos, las síncopes, hacían compleja la ejecución.

Llamó la atención el buen estado de forma del de New Orleans, que cantó a un gran nivel , con el piano sigue brillando a gran altura, cada vez más dominador de las complejidades y las mezcolanzas, cada vez más maestro. El órgano mejor olvidarlo porque en las dos ocasiones en que lo usó quedó demostrado que no es el instrumento más adecuado si no está en mano de perfectos especialistas. Él no es Jimmy McGriff, Alice Coltrane o Jimmy Smith. También en dos ocasiones tocó la guitarra y quedó diafanamente aclarado porque dejó de trabajar como guitarrista de estudio. Lo suyo es cantar y tocar el piano y ahí no deja ninguna duda de porque ocupa su lugar en la historia del blues como uno de los mayores músicos y cantantes blancos.

Un viaje entre las gárgolas de las ciénagas del Misisipi nos introdujo en temas de sus dos últimos trabajos, “City that care forgot” y "Tribal" que fue alternando con otros de anteriores discos y así, blues, rhythm and blues, swing, boogie woogie , aires funk en alguna que otra pieza, así como tintes jazzeros y ritmos afrocubanos y pseudo latinos, se dieron la mano en perfecta concomitancia, conformando una noche redonda y completa que se hizo corta, con unos juegos de voces de The Lower 911 exquisitos en algunos temas y con un solo de bajo, con pellizcos (Pluck o Popping), golpeos (slap y hammer), notas muertas (o fantasmas; Dead notes), Glisados y todo el repertorio de técnicas bajísticas conocidas, de David Barard en el último tema que puso al respetable de pie.


El público se quedó con ganas de más ya que resultó un poco cortito para la espectación que había de verlo en Málaga..

Lo dicho: Nigromancia, Leyenda y Terral en Málaga.



No hay comentarios:

Publicar un comentario