jueves, 11 de noviembre de 2010

El buen gusto de Laví e Bel


Una invitación a la risa y al encuentro
Por Andrea Acquaroli


Compañía de Teatro: Laví e Bel
Obra: La isla
Duración
55 minutos

Lugar: Sala Gades, Sábado 6 de noviembre de 2010.

Guión y Dirección
Actores
Adrián Rincón
Javier Pérez de la Torre

Diseño y construcción de escenografía
Carlos Monzón
Vestuario
Marisa Pascual
Espacio sonoro
Diseño de iluminación
Miguel Miñambres

Bienvenidos a "La isla", una obra de teatro infantil, elocuente y colmada de dinamismo. Aunque a decir verdad, es una obra de teatro para todo público, no sólo para los más pequeños.

El espectáculo transcurre en una isla, con tres palmeras. Ángel, es un cocinero que lleva más de un año allí y ha aprendido a sobrevivir y a querer lo poco que tiene. Habla con las palmeras, escucha música, ama su alrededor y lo disfruta día a día, aunque ha llegado a la isla sin habérselo propuesto. De pronto un día, llega otro náufrago, Tonny, un ejecutivo con una maleta a cuestas, que lleva varios días nadando hasta que encuentra suelo firme.

Ambos personajes comienzan a conocerse y compartir sus días y noches en la desierta isla. Son muy diferentes, mientras que Ángel pasa sus días disfrutando de lo que tiene y compartiéndolo con su nuevo compañero, este en cambio, se encuentra desesperado por salir de ahí y no logra apreciar todo lo que le ofrece su nueva experiencia.

Al pasar los días, sus diferencias se incrementan y Tonny, en un impulso envuelto de rabia y agobio, divide la isla en dos partes, quedando cada uno en un lado diferente. Continuarán así, hasta que una fuerte tormenta los pondrá a prueba y quizás cambien algunos puntos de vista, dando una nueva forma al encuentro.

Esta obra representa el mundo propio, nuestra isla, ese espacio donde resguardamos de los demás, en el que habitan quienes saben valorar y apreciar lo poco que tienen y disfrutarlo; y en el que otros, que creen tenerlo todo, no han aprendido aquello más importante: vivir, sentir, apreciar, gozar.

"La Isla" parece una metáfora de la vida y nuestra interacción con los demás: las diferencias las zanjamos con esas líneas divisorias que inventamos, que son como muros en vez de puentes, mientras damos más importancia a esas diferencias que a las semejanzas con quienes interactuamos.

Es una obra dinámica, donde el espectador no pierde el ritmo de los acontecimientos, nos regala sutilezas, invita a la reflexión sobre lo que somos cuando estamos solos con nosotros mismos y lo poco que valoramos aquello que nos rodea cuando es diferente de lo que imaginábamos; todo esto nos lo cuentan los personajes con toda la gracia y “el buen hacer reír” que irradian sobre el escenario desde principio a fin.

Ambas actuaciones son magníficas, graciosas, las manifestaciones expresivas más que conseguidas, sin caer en exageraciones superficiales. Los personajes son sólidos, bien logrados. Es destacable además, la buena iluminación, así como la selección musical que acompaña varios tramos de la obra.

Recomiendo "La Isla" por su buen gusto a la hora de darnos una vuelta de tuerca, un toque que nos obliga a revisar lo cotidiano que, en este caso, está representado en una isla desierta, con Ángel y con Tonny, entre sus bondades y sus miserias, sus gracias y sus desgracias, cosa que bien podría ser un espejo donde mirarnos introspectivamente, identificándonos con estos náufragos que de cierta manera nos sugieren por dónde va el timón.

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