16º Festival de cine francés de Málaga15 al 23 de octubre – Cine Albéniz
Toda la culpa es de mi madre / Quelque chose à te dire de Cécile Telerman, 2008Miércoles, 20 de octubre
PARA AMANTES DE DRAMAS FAMILIARES Y CREYENTES DEL DESTINO Y EL AZAR
Por Paco Bernal
PARA AMANTES DE DRAMAS FAMILIARES Y CREYENTES DEL DESTINO Y EL AZAR
Por Paco Bernal
Por Paco Bernal
Por Paco Bernal
Por Paco Bernal
En el curso del festival de cine que organiza la Alliance Française, en el Albéniz, le tocó el turno, el miércoles 20 a Céline Telerman con su "Toda la culpa es de mi madre".
Película perteneciente al sub- género, muy televisivo, de dramas familiares, en este caso al apartado, “siéntate que te voy a ir desvelando la aguas subterráneas de una familia, los secretos más ocultos”; lo que ocurre es que se parte con mal pie porque el título ya nos revienta parte del misterio. Si bien no es culpa de la directora, Cécile Telerman, sino del traductor pues el título original es mucho mejor: “Quelque cose à te dire”
Céline Telerman nos presenta a la familia Celliers, alta burguesía empresarial francesa y a su telaraña de relaciones de frialdad afectiva e hijos dislocados emocionalmente. Partiendo de ahí, quiere ser un dibujo de la descomposición familiar y quizá metáfora de la sociedad, pero lo consigue a medias, quizá sólo a cuartos.
Sobre la película pesan demasiado las casualidades y giros inexplicados. Demasiadas casualidades y acciones sin sentido que chocan con el tono realista y restan verosimilitud a la historia. ¿Por qué un detective destruye pruebas y otro crea pruebas falsas sin tener una motivación real? ¿Qué probabilidades hay en una gran urbe de que se enamoren dos que por travesuras del destino son hermanastros? ¿Por qué sufre tanta ansiedad el hijo si en realidad no tiene mala relación con el padre?... ¡Qué casualidad que cuando la hija enfermera sale del hospital se cruza con una urgencia, precisamente de su hermanastro y a la vez cuñado, al que no conoce, y al que casualmente que se le caen, (yendo inconsciente en la camilla) justito delante de ella el móvil y una foto…
La película se va enredado y a la vez sacando a la luz los secretos y basuras familiares pero el espectador siempre va un poco por delante, se ven venir las cosas… y cuando nos sorprenden se nos queda cara de bobos pensando, ¿no es mucha casualidad? o ¿y ahora por qué hace eso? Cuestiones que quedan en el aire y, siguiendo el título, diría que toda la culpa es de la Telerman, además de directora, guionista de la cinta.
Los personajes son un poco estereotipos: madre dominante y desabrida con nulo sentido maternal (Charlotte Rampling), padre relegado (Patrick Chesnais), hijo ansioso (Pascal Elbé), hija artista, rebelde incomprendida que coquetea con la droga (Mathilde Seigner), hija enfermera buena y sacrificada, con el puntito de humor, eso sí, de que echa las cartas (Sophie Cattani); poli de fondo bueno desengañado de todo (Pascual Marchal, maravillosa y profunda voz)… Actores que desempeñan su labor con solvencia, y hacen que la cinta se deje ver. Las dos mejores escenas son el encuentro, frente a frente, interpretación pura y dura, entre los dos hermanos: humanidad, complicidad y humor casi negro. Un oasis.
Cuando la cinta se encamina hacia el final, nos encontramos con un artificio de guión. Un falso final en torno al accidente de moto que pretende devolvernos al origen de todo el drama. Lamentablemente viéndolo te asalta la sensación de que si vuelve al principio y termina el drama, malo, pues la película aparte de determinista estaría vacía; pero intuyes que va a seguir, lo ves venir, y piensas, por qué con el montaje y el argumento prolonga este paralelismo inútil y falso que no va a ningún lado. Te asalta la sensación de adivinar las entretelas del guión, de adivinar un guionista novel delante del ordenador encantado de escribir un giro falso que te arrastra al origen pero no. Artificial. Y si la idea es crear suspense, no resulta efectiva la cosa.
Y, en el verdadero final, nos encontramos con un milagro, una elipsis milagrosa. El filme desarrolla la tesis de que la familia es una realidad deteriorada, neurasténica y castrante con sus integrantes, nos conduce hasta un situación extrema de descomposición y justo entonces… una elipsis de meses, incluido cartelito, y ¡alehop!, de forma ignota todo se ha solucionado y ya somos, y así se refleja en los últimos fotogramas "La Gran Familia". ¿Y eso?
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