Poesía. Recital sobre el libro "Titúlame" de Ignacio Caparrós
Por José A Triguero
Foto del blog de Ignacio Caparrós
Algo curioso por múltiples razones. A saber: son los poetas los que se presentan a concursos y por mucho menos dinero; se podría pensar que el reto es bien difícil y que quedará desierto seguramente, es decir, suena a farol; es la primera vez que se prima por leer y se instiga al lector a convertirse en investigador.
La asistencia fue limitada, algo más de 30 personas. Ya se sabe que la poesía suele ser minoritaria y, en este caso, ni los 5000 euros sirvieron para atraer más público.
El acto fue presentado por Inés María Guzmán, vocal de poesía del Ateneo de Málaga, que dio paso a Antonio Garrido Moraga, quizás el exconcejal de cultura más extravagante que ha tenido el Ayuntamiento y que superó en su día, a mismísimo Curro Flores. Sin embargo, apareció ataviado de forma sencilla y presentó el libro de forma amena y cercana, mostrando sus dotes de profesor. Incluso leyó alguno de los poemas y explicó que esta iniciativa no era nueva y remontaba su precedente a la poesía trovadoresca.
En la semblanza que hizo del poeta subrayó que tenía un sentido matemático del ritmo y contó que en el Bar Flor podíamos encontrar al autor en su habitual cita con una dama, la palabra poética. Una dama exigente que a veces te habla, a veces no... "o incluso no viene", remataba Caparrós que dejó claro, en primera instancia, su objetivo con el concurso: que la gente lea poesía. Con 59 libros escritos y 28 publicados, en sus 40 años como poeta, quería proponer con su nueva creación un reto que hiciera que se leyera, por una razón o por otra.
Titúlame salió de imprenta el 16 de julio pasado y no se puede encontrar en las librerías, excepto en la Librería Luces, en el Bar Flor o bien, enviando un mail al propio poeta que lo remitirá contra reembolso y sin gastos de envio.
Fue una velada entrañable, amena, aunque la novedosa propuesta me hacía dudar; y es que visto así, los poemas se convierten en meras adivinanzas. Ignacio Caparrós, comenzó leyendo los más sencillos y, ciertamente, en algunos el título era obvio, en otros, no tanto. Explicó que había otros más complicados. Pero yo seguía preguntándome ¿donde queda la cosa poética o la poética de la cosa? Me parecía más un ejercicio, sutil y sugerente, pero ejercicio al fin y al cabo. Los títulos estaban compuestos por un artículo y un sustantivo. Son objetos, sensaciones o animales.
No sé si el experimento relega la sugestión, y los diferentes niveles de lectura de un poema, a un segundo plano; el oyente, o el lector, está más pendiente de cuál es el título de cada poesía. Tan original y encomiable propuesta tiene sus riesgos pero, en todo caso, te hace pensar. Tienen otra oportunidad de ver y presenciar al poeta y su libro en El Pimpi de Málaga, el día 5 de octubre, sobre las 20.15 horas. Vayan, juzguen por sí mismos y, sobre todo, compren el libro y lean poesía.
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