Crítica de teatro por Norberto Rizzo
Lo peor que te puede pasar en esta vida, es ser inteligente
Autor: Anton Chéjov
Adaptación: Juan Mayorga
Dirección: Gerardo Vera
Compañía: Centro Dramático Nacional
El viernes 14 subió a escena en el Teatro Cervantes "Platonov", del Centro Dramático Nacional. Esta gran producción está dirigida por Gerardo Vera sobre una versión de Juan Mayorga de un texto de Anton Chéjov. Esta función cuenta con un elenco de 18 actores en escena. Algunos nombres y caras conocidas se dejan ver entre ellos. Quizás aquí radique uno de los primeros puntos flojos de esta propuesta, y es que hay exceso de actores y exceso de escenas en la adaptación.
La obra dura casi dos horas y medias sin intermedio, y ésto, al menos en casos excepcionales, no se sostiene. Muchas veces las adaptaciones no se centran en una temática sino que se quieren tocar todos los palos, y es algo muy difícil que salga bien. Juan Mayorga es un gran escritor y adaptador y tiene sobradas muestras de ello, pero en este caso ha fallado a la hora de peinar el texto final. La puesta está cargada de anclajes en imágenes proyectadas que son innecesarias, y en muchos momentos hace dudar si la dirección no subestima la capacidad de imaginación del público.
Si escuchamos un efecto sonoro de lluvia, no es necesario que bajen tres pantallas para mostrarnos la proyección de la lluvia; y si el personaje de Carmen Machi nos da a entender que se va a tirar debajo del tren que pasa cerca de su casa, está de más que se nos haga la referencia sonora, se nos proyecte unas vías de tren sobre una pantalla, y como si esto fuera poco, que la pantalla se eleve y desde el fondo del escenario salgan un grupo de focos que se adelantan en la escena, logrando al final deslucir la actuación y el clima logrado por la actriz. De este tipo de momentos está plagado el montaje.
Y lo mismo sucede con los actores. Para que sepamos que a la casa donde vive “la generala” va asiduamente mucha gente, no es necesario llenarlo de actores que ensucian la escena, con que se haga una referencia es más que suficiente. Vuelvo a repetir que los espectadores no somos “tontitos”, tenemos capacidad de completar con nuestra imaginación lo que nos sugiere la escena. Lo que sí vale destacar son las excelentes actuaciones. Todos están en un mismo punto, desde el primero al último de los actores.
Este montaje redescubre a Chéjov en una obra muy poco conocida del autor y de las primeras que escribió, demostrando sin lugar a dudas la grandeza de su teatro. Temas universales que, justamente por ello, no pierden actualidad, y en los cuales nos podemos ver reflejados. La vida muerde según palabras del propio Chéjov; y éso parece ser que ha sucedido, sucede y me temo que seguirá sucediendo.
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