martes, 20 de abril de 2010

Catalan, gitano y rey de la rumba


Crónica de concierto- fórum por José Antonio Triguero
Peret en "La música contada". Teatro Cánovas
Jueves, 15 de abril de 2010

Peret, humano, accesible, amigo y hermano de todos, se presentó en el Teatro Cánovas, dentro del ciclo "La música contada". Con una modestia sincera, agradeció las palabras de presentación de Héctor Márquez y condujo un especial concierto-fórum, sentado, él solo, frente a una sala llena de espectadores que lo aclamaban, respetaban y aplaudían; contaba sus historias, sus vivencias y sus ideas, entre rumba y rumba que acompañó él mismo con una guitarra prestada y sin plásticos protectores (golpeadores) a la que no quería arañar con sus golpeos característicos.

Dijo muchas cosas, como que no le gustaba vender de puerta en puerta, ya que tenía que inventarse personajes y mentir. Habló de cómo grabó su primer single, Y entre "La Medallona" incluido en su último disco “De los cobardes nunca se ha escrito nada” y "Lola, lolita, lola" arrancó su rumbería que depararía en un extenso recital del gran comunicador que es Pere Pubill Calaf, Peret.



Contó su viaje a América, a donde se fue a hacer fortuna después de grabar aquél primer  single, sin pensar el cambio que más tarde iba a dar su vida. Miéntras, ese disco se vendía; "los turistas lo compraban", según sus palabras. Volvió a causa de un problema de salud de un tío suyo al que vino a cuidar y la discográfica le insistió para que grabara canciones. Fue el momento en el que enamoró a las quinceañeras, que bailaban en las discotecas su éxito "La noche del Hawaiano". "Belén, Belén" sirvió para que el público asistente comenzara a participar; los espectadores se mostraron un poco remisos al principio, pero él se encargó de ir caldeando los ánimos. Salpicó todo el encuentro con su fina ironía, amenazó con irse si el respetable no cantaba, hizo bromas sobre su edad, citó al Gitanillo de Triana y a Pastora Imperio y contó cómo compuso la canción anterior dedicada a una azafata de nombre Belén.


También azuzó tópicos como la vuelta que daba a la guitarra, calificando de cuento chino que eso sea su éxito. Así que cantó "Saboreando", un no-éxito que le obligó a cambiar de discográfica; y habló de los gitanos que, como él, no trabajan; cosa que lleva haciendo desde los 12 años en múltiples oficios y paraoficios, en lo que sabía o podía trabajar. A tenor de ésto declaró con sorna, "...y no tengo un duro... y a mucha honra." Reveló que el orígen de "Mataron al gitano Antón" es una "guaracha" de nombre "Mataron al negro Bembón" y cómo hay quien cree en Cuba que fue al revés. Cosas de la "ida y vuelta".



Y como de gitanos iba la cosa y en la sala nos encontrábamos alguno que otro, cantó el "Gitano Fino" y algún otro tema alusivo. Y predicó, también tuvo tiempo, sobre la felicidad, sobre el amor... y pidió a los payos que cuidaran a los gitanos y a éstos que lo hicieran con aquéllos; arrancó aplausos.

El concierto- fórum terminó con "Borriquito". Todo el Teatro Cánovas coreó los estribillos como era de esperar. Pero luego vinieron los ruegos y preguntas, Peret estaba a esas alturas calentito y el público también, así que llegaron las peticiones y la cosa se alargó para disfrute de los asistentes. Se acordó de su padre "El Mig Amic", cantó en catalá, en caló y en galego y cerró con "Una lágrima", que fue el broche final para una noche intensa y emotiva que compartimos con un caballero catalán y gitano, el rey de la rumba.



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