Ayer miércoles, 27 de enero de 2010 se celebró en el Teatro Echegaray de Málaga, dentro del Festival de Teatro la lectura de “Atra Bilis”, de Laila Ripoll. Encontramos un colaborador algo despistado que pasó por allí buscando a alguien y al final se quedó a oír el debate de cuatro mujeres que moderaba Norberto Rizzo. Se trataba del alter ego de Angél-i-ca Gómez que, haciendo referencia a la película* "El corazón del ángel", novela su crónica.
Foto: Las cuatro actrices en la lectura.
La verdad es que pensé que me metía en un congreso de forenses o algo así y me encontré con una lectura dramatizada de 10 minutos de una obra muy premiada de Laila Ripoll.
Como llegué media hora antes aproveché para echar un vistazo en la librería echegaray. Rebusqué entre los vinilos con la esperanza de encontrar algún disco de Feivorit. Ni uno. Era de esperar. Encontrar una grabación de Johnny en Málaga es como pretender ver la obra de una compañía local en el Cervantes. Por suerte, mereció la pena la visita a la tienda. Sonaba jazz y me perdí un buen rato entre ediciones curiosas.
Después de un cigarrillo bajo la lluvia pasé a la sala. En el escenario, 4 actrices leían un fragmento de la pieza teatral. Los personajes discutían delante un muerto. Se enfadaban, tenían malas pulgas. Las actrices, destacando a Elena Somodevilla, llegaron a ponerme la carne de gallina, como que hubo momentos en los que creí verle la cara al cadáver mientras una señora de pelo corto y cano parecía tragarse la risa para no molestar al auditorio.
Luego hubo un debate que yo creí que sería de teatro. La garganta me pedía a gritos una birra, así que opté por buscar a Johnny en algún tugurio y cuando a punto estaba de levantarme me di cuenta de que el ruego de preguntas tomaba otras tintas. El moderador, Norberto Rizzo –un tipo simpático con flequillo a modo de parche tapándole un ojo- no lo hacía del todo mal. Intentaba caer bien a la audiencia, entretenerlos un rato, en verdad parecía sacado de un programa de la tele que no es ni informativo ni educativo, ya saben al tipo de programa al que me refiero.
Pero aquello empezó a girar sobre cuestiones feministas. Una de las actrices que había intervenido en la lectura, Maite Serrano, le reprochó a la autora haber escrito un texto que refleja un mundo sórdido femenino, donde las mujeres se pelean un por un hombre y que por qué no escribía sobre las mujeres que en la actualidad se toman la vida de otra manera, vamos que le vino a decir que la profundidad de esa España o esa Andalucía que Lorca retrataba pues que ya ha cambiado bastante y que va siendo hora de que el público se entere.
Yo, que es la primera vez que asisto a un Festival de teatro y que como les he dicho antes busco a un tal Johnny Feivorit, comencé a anotar frases y términos que allí se decían:
“Que al caer la República hubo muchas mujeres dramaturgas que se vieron forzadas al exilio”.
“Que la mayoría de las personas que forman un jurado de premios a textos dramáticos son hombres”.
“Que la censura sigue existiendo en la actualidad en España”.
No sé si estos datos me van a ayudar a encontrar a Feivorit, nunca se sabe. Al menos me hicieron reflexionar un rato. Porque ¿Qué pasaría si los jurados fueron mayoritariamente femeninos? ¿Se premiarían las mismas obras? ¿De qué hablaría el teatro en España? ¿Y si los programadores fueran también mujeres en su mayoría? ¿Cambiaría la programación que viene anualmente a una ciudad? Porque…¿Cuál es exactamente la función del teatro en la actualidad? ¿Sigue siendo social o es mero entretenimiento? Y otra cosa, a ver si alguien me lo puede explicar ¿Para qué sirve un festival de teatro?
Al fin y al cabo sé muy poco de Johnny ni siquiera mi cliente, empeñado en encontrarlo, lo conoce. Su nombre puede ser un seudónimo y puede que hasta sea una mujer. Lo curioso es que mis pasos me metieron de antro en antro aquella noche y que en uno de ellos encontré una pista, la primera pista.
En una de las paredes de un bar había un viejo cartel, un cartel que anunciaba una representación de teatro en los años 70. Entre el elenco pude comprobar que se encontraba J. Feivorit. Sospecho que a partir de ahora voy a seguir pateándome los escenarios, tal vez llegue a convertirme en un experto o tal vez me enamore de un bonito rostro o quizá acabe escribiendo algún sainete aunque esto ya está pasado de moda, ¿no?
El cárabo también estuvo allí y tiene que hacer una observación:
Como cuenta Angélica Gómez, en ese debate se oyeron cosas llamativas, como la afirmación de la autora justificando por qué había escrito una obra de mujeres octogenarias para que la interpretaran hombres, en concreto los actores de la compañía Micomicón. Ripoll explicó que, según ella, era dificil encontrar actrices de ochenta años para interpretar "Atra Bilis" y esa era una de las razones para hacer un reparto masculino... (...)
Por lo que yo puedo deducir entonces, un hombre de cualquier edad puede encarnar a una mujer anciana pero una mujer no.
*La película responsable del alter ego de Angélica Gómez
Foto: Las cuatro actrices en la lectura.
Letras de Teatro / Comentario de Ángel IK
Fotos: Braojos
“Atra bilis”, líquido negruzco procedente de la putrefacción postmortem… el tema me interesaba. Busco a Johnny Feivorit y no sé si está vivo o muerto. Mi cliente me ha enviado un cheque con 5.000 dólares para que lo busque por las calles de Málaga por eso me metí en el Teatro Echegaray, a ver si daba con sus huesos y porque he oído decir que al teatro malagueño le pasa como a Feivorit, no se sabe si respira o si ya ha dado la última bocanada.La verdad es que pensé que me metía en un congreso de forenses o algo así y me encontré con una lectura dramatizada de 10 minutos de una obra muy premiada de Laila Ripoll.
Pepa Zabala, Lucía Alfaro y Laila Ripoll.
Como llegué media hora antes aproveché para echar un vistazo en la librería echegaray. Rebusqué entre los vinilos con la esperanza de encontrar algún disco de Feivorit. Ni uno. Era de esperar. Encontrar una grabación de Johnny en Málaga es como pretender ver la obra de una compañía local en el Cervantes. Por suerte, mereció la pena la visita a la tienda. Sonaba jazz y me perdí un buen rato entre ediciones curiosas.
Después de un cigarrillo bajo la lluvia pasé a la sala. En el escenario, 4 actrices leían un fragmento de la pieza teatral. Los personajes discutían delante un muerto. Se enfadaban, tenían malas pulgas. Las actrices, destacando a Elena Somodevilla, llegaron a ponerme la carne de gallina, como que hubo momentos en los que creí verle la cara al cadáver mientras una señora de pelo corto y cano parecía tragarse la risa para no molestar al auditorio.
Maite Serrano, Elena Somodevilla y, al fondo, Norberto Rizzo.
Luego hubo un debate que yo creí que sería de teatro. La garganta me pedía a gritos una birra, así que opté por buscar a Johnny en algún tugurio y cuando a punto estaba de levantarme me di cuenta de que el ruego de preguntas tomaba otras tintas. El moderador, Norberto Rizzo –un tipo simpático con flequillo a modo de parche tapándole un ojo- no lo hacía del todo mal. Intentaba caer bien a la audiencia, entretenerlos un rato, en verdad parecía sacado de un programa de la tele que no es ni informativo ni educativo, ya saben al tipo de programa al que me refiero.
Pero aquello empezó a girar sobre cuestiones feministas. Una de las actrices que había intervenido en la lectura, Maite Serrano, le reprochó a la autora haber escrito un texto que refleja un mundo sórdido femenino, donde las mujeres se pelean un por un hombre y que por qué no escribía sobre las mujeres que en la actualidad se toman la vida de otra manera, vamos que le vino a decir que la profundidad de esa España o esa Andalucía que Lorca retrataba pues que ya ha cambiado bastante y que va siendo hora de que el público se entere.
Yo, que es la primera vez que asisto a un Festival de teatro y que como les he dicho antes busco a un tal Johnny Feivorit, comencé a anotar frases y términos que allí se decían:
“Que al caer la República hubo muchas mujeres dramaturgas que se vieron forzadas al exilio”.
“Que la mayoría de las personas que forman un jurado de premios a textos dramáticos son hombres”.
“Que la censura sigue existiendo en la actualidad en España”.
No sé si estos datos me van a ayudar a encontrar a Feivorit, nunca se sabe. Al menos me hicieron reflexionar un rato. Porque ¿Qué pasaría si los jurados fueron mayoritariamente femeninos? ¿Se premiarían las mismas obras? ¿De qué hablaría el teatro en España? ¿Y si los programadores fueran también mujeres en su mayoría? ¿Cambiaría la programación que viene anualmente a una ciudad? Porque…¿Cuál es exactamente la función del teatro en la actualidad? ¿Sigue siendo social o es mero entretenimiento? Y otra cosa, a ver si alguien me lo puede explicar ¿Para qué sirve un festival de teatro?
Al fin y al cabo sé muy poco de Johnny ni siquiera mi cliente, empeñado en encontrarlo, lo conoce. Su nombre puede ser un seudónimo y puede que hasta sea una mujer. Lo curioso es que mis pasos me metieron de antro en antro aquella noche y que en uno de ellos encontré una pista, la primera pista.
En una de las paredes de un bar había un viejo cartel, un cartel que anunciaba una representación de teatro en los años 70. Entre el elenco pude comprobar que se encontraba J. Feivorit. Sospecho que a partir de ahora voy a seguir pateándome los escenarios, tal vez llegue a convertirme en un experto o tal vez me enamore de un bonito rostro o quizá acabe escribiendo algún sainete aunque esto ya está pasado de moda, ¿no?
El cárabo también estuvo allí y tiene que hacer una observación:
Como cuenta Angélica Gómez, en ese debate se oyeron cosas llamativas, como la afirmación de la autora justificando por qué había escrito una obra de mujeres octogenarias para que la interpretaran hombres, en concreto los actores de la compañía Micomicón. Ripoll explicó que, según ella, era dificil encontrar actrices de ochenta años para interpretar "Atra Bilis" y esa era una de las razones para hacer un reparto masculino... (...)
Por lo que yo puedo deducir entonces, un hombre de cualquier edad puede encarnar a una mujer anciana pero una mujer no.
El cárabo con una vieja amiga, Ángeles Castro.
*La película responsable del alter ego de Angélica Gómez
Harry Angel, un detective privado de Nueva Orleans, es contratado por un misterioso cliente para que encuentre a un hombre desaparecido. Conforme avanza la investigación se suceden extrañas muertes, al parecer relacionadas con la magia negra y el vudú, y que implican a Harry de una manera cada vez más personal.
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